Radio Televisión Cascajosa


 

Cascajosa significa abundante en cascajos, que es como se denominan los trastos viejos. De ahí que cualquier cosa decrépita y anticuada se diga que está hecha un cascajo. Una variante de la ley de Murphy explica que cualquier situación, por mala que sea, es susceptible de empeorar. En España hemos pasado de la Radio Televisión Espantosa de Rosa María Mateo a la Radio Televisión Cascajosa de la nueva presidenta socialista del ente público. La Televisión Cascajosa será un medio de comunicación público achacoso, decadente, mustio, frágil y enfermizo, que nos costará más de 500 millones de euros del presupuesto público para uso y disfrute de Pedro Sánchez y Félix Bolaños.

Lo peor de Concepción Cascajosa, la socialista que Pedro Sánchez ha enchufado para presidir RTVE, no es que presuma de su militancia, como hizo ella hace sólo tres años en una comparecencia parlamentaria que tenía como objeto designarla como vocal del Consejo de Administración de la corporación pública. «Le tengo que contestar que sí, soy militante del Partido Socialista y, en ese sentido, considero que esa militancia forma parte de mi compromiso social y de mis ideas progresistas», dice ufana la nueva presidenta de RTVE. Siendo eso suficiente para descalificarla para un cargo en el que debe ser imprescindible acreditar independencia, es aún peor que esta militancia es la única cualidad que la adorna y el único motivo por el que ha sido seleccionada.

En 2018, al poco de que Pedro Sánchez ganase su moción de censura contra Mariano Rajoy, Partido Popular y PSOE acordaron que un Comité de Expertos evaluara a los candidatos para formar parte del Consejo de Administración de RTVE. Cascajosa, que es profesora de comunicación audiovisual de la Universidad Carlos III de Madrid, especializada en series de ficción pero sobre todo en igualdad, presentó su proyecto para ser consejera a propuesta del Partido Socialista del que presume ser militante. Los expertos concluyeron que, de los 95 proyectos presentados, el de Cascajosa ocupaba el puesto 86 con una puntuación de 23,5 sobre 100, que equivaldría a sacar un 2 en un examen.

«Sin apartado de viabilidad económica ni similar. Proyecto sin estructurar, sin incluir modelo económico ni estructura empresarial. Con generalidades en otros apartados, aunque se preocupa de incluir perspectiva de género. No hay diagnóstico serio, apenas alguna pincelada de generalidades. Planteamientos superficiales». Son algunas de las frases con las que los expertos que la suspendieron con tan deficiente nota evaluaron el proyecto de la que hoy Pedro Sánchez ha convertido en la nueva presidenta de Radio Televisión Española. Evidentemente Cascajosa ha sido seleccionada exclusivamente por su militancia socialista, muy a pesar de las deficiencias que vieron en ella los expertos.

Sánchez y Bolaños no quieren a ningún buen profesional presidiendo la televisión pública, sino que lo que desean es alguien obediente a quien cuando le ordenen que contrate a un bufón como David Broncano, responda inmediatamente preguntando cuánto le tiene que pagar. Cascajosa será en RTVE lo mismo que Tezanos en el CIS, Miguel Ángel Oliver en la Agencia EFE, Cándido Conde Pumpido en el Tribunal Constitucional, o Álvaro García Ortiz en la Fiscalía General del Estado. Marionetas sin méritos distintos a su demostrada sumisión a Pedro Sánchez. Un pasito más para la conversión de España en un país bananero en el que no se respetan las leyes, impera la corrupción a todos los niveles y la voluntad del tirano carece de contrapoderes. En eso es en lo que Sánchez está convirtiendo a España, en un país cascajoso, o sea, decrépito y enfermizo.


Publicado el 28/03/2024 en Okdiario

Begoña Gómez: la mujer de César


 

La mujer de Pedro Sánchez se dedica profesionalmente a enseñar a captar los fondos públicos que reparte su marido, o sea, nuestro dinero. Ese que tanto esfuerzo nos cuesta a los demás ganar y que con tanta insolencia nos sacan del bolsillo vía impuestos, tasas y cotizaciones con las que el Estado dirigido por el esposo de Begoña Gómez se lleva más de la mitad de lo que producimos quienes no vivimos del trabajo de los demás. «Dad, pues, a César lo que es del César», dice la enseñanza cristiana, sin pensar que más de XX siglos después iba a aparecer una mujer del César dispuesta a forrarse a costa de tan correcto consejo del que, malévolamente, se ha hurtado su conclusión que no era otra que «y dad a Dios lo que es de Dios».

A diferencia de Estados Unidos y Francia, países que han legislado acerca del papel público que debe desempeñar su primera dama, en España la esposa del presidente del Gobierno no tiene ninguna función institucional, porque para eso tenemos una Casa Real perfectamente organizada. Pero ha pasado ya medio siglo desde la Transición y en estos 50 años hemos tenido siete presidentes de Gobierno cuyas esposas han creado unos usos y costumbres ahora rotos por Begoña Gómez, que es la primera mujer de un presidente del Gobierno de España que se dedica profesionalmente a hacer negocios con el dinero público.

Amparo Illana, la mujer de Adolfo Suárez, era hija de militar, como también lo fueron más tarde las esposas de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Amparo era muy religiosa, mujer culta, amante de las artes y la literatura, estudió inglés y francés y se dedicó a su familia y a actividades filantrópicas de ayuda a los más necesitados. María del Pilar Ibáñez-Martín y Mellado, casada con Leopoldo Calvo-Sotelo, había estudiado Filosofía y Letras, pero no ejerció ninguna actividad durante los dos años que su marido fue presidente, dedicándose a criar a sus ocho hijos.

Carmen Romero, mujer de Felipe González, y Ana Botella, esposa de José María Aznar, se dedicaron a la política, como sus maridos. La socialista fue la primera mujer de un presidente del Gobierno que tuvo un trabajo propio e independiente. Licenciada en Filosofía y Letras, fue profesora de instituto, afiliada al sindicato UGT de enseñanza, del que formó parte de su Comisión Ejecutiva Federal, siendo posteriormente elegida diputada por Cádiz durante cuatro legislaturas. Por su parte, Ana Botella estudió Derecho y aprobó las oposiciones al Cuerpo de Técnicos de Administración Civil del Estado, trabajando para la Administración Pública hasta que fue elegida concejal del Ayuntamiento de Madrid, del que fue segunda teniente de alcalde hasta que Ruiz-Gallardón fue hecho ministro de Justicia por Rajoy, momento en el que Ana Botella fue la primera mujer elegida alcaldesa de Madrid.

Sonsoles Espinosa, la mujer de José Luis Rodríguez Zapatero, estudió Derecho, pero se dedicó a dar clases de música en un colegio hasta que su marido fue investido presidente, cuando dejó las clases pero continuó cantando como soprano profesional, participando escasamente en la vida pública de su marido. El perfil bajo de Sonsoles coincide con el de su sucesora, Elvira Fernández, la mujer de Mariano Rajoy, licenciada en Económicas, trabajó en Antena 3 y en Telefónica, pero pidió la excedencia cuando su marido fue investido y desde entonces se dedicó a su familia y se esforzó al máximo por pasar desapercibida.

Y entonces llegó Begoña que ni quiere pasar inadvertida, ni pretende someterse al escrutinio electoral ocupando un cargo público, ni mucho menos aspira a dedicarse a su familia. A ella le gusta el relumbrón, que todos vean lo bien que habla, lo mejor que aconseja y lo mucho que influye. Su escaso currículum se divide en dos etapas claramente diferenciadas. Antes de que su marido fuera diputado Begoña era una profesional del marketing muy ambiciosa que trabajaba en una pequeñísima empresa donde impartía formación a comerciales de telemarketing y de puerta fría para aseguradoras, compañías eléctricas, ONGs, etc. Como no pudo completar estudios universitarios, su titulín de una escuela privada dijo que era una licenciatura y un cursillo que había hecho en el ESIC dijo que era un máster. Puro barniz, como el humo que enseñaba a vender.

Pero siendo Sánchez ya diputado y pese a no tener ni siquiera una licenciatura, la Universidad Complutense la contrató como codirectora de un curso. Poco después de la investidura de su marido como presidente del Gobierno, fue ascendida a directora del África Center del Instituto de Empresa, para volver más tarde a la Complutense como directora de una cátedra y de un máster, sin estar en posesión de ningún título universitario. Desde entonces, con toda su cara dura, Begoña Gómez se ha dedicado a tener reuniones con empresarios, dar charlas y organizar cursos en los que enseña a captar los fondos que reparte su marido.

Nuestras anteriores primeras damas, como la mujer de César, no sólo tenían que ser honestas, sino que también debían parecerlo. Pedro Sánchez ha roto con medio siglo de tradición democrática y su mujer no intenta aparentar honradez, sino que se esfuerza en presumir de que ella es la puerta por la que se accede a los cuantiosos fondos públicos que reparte su marido.


Publicado el 26/03/2024 en Okdiario

No es Sánchez, es el PSOE

 


Uno ve el Congreso de los Diputados convertido en una pocilga en la que todos los socialistas sin excepción disfrutan como cochinos embarrándose hasta las cejas y es humano pretender que toda la culpa es sólo de Pedro Sánchez. Nos gustaría creer que es la ambición enfermiza del presidente del Gobierno, su egolatría sin límite y su carencia absoluta de escrúpulos, la que le ha hecho rodearse de lo peor que había dentro del PSOE; que sólo aquellos socialistas que estaban dispuestos a enmierdarse hasta lo más profundo tenían posibilidades de llamar la atención del actual secretario general de su partido. Pero lamentablemente esto no es así. La inmundicia es transversal y atemporal en el PSOE, afecta a todos sus estamentos, desde sus votantes y afiliados hasta a su prensa subvencionada y a sus más altos dirigentes y ha sido así desde la fundación del partido a finales del siglo XIX.

El PSOE es un partido con 145 años de sangrienta historia golpista, terrorista y corrupta. Su fundador, Pablo Iglesias, presumía de haber participado en la Semana Trágica de Barcelona de 1909 en la que quemaron 80 iglesias y conventos y murieron 78 personas. En octubre de 1934 los socialistas promovieron una huelga general que desembocó en un golpe de Estado contra la II República. El 1 de julio de 1936 el diputado Ángel Galarza (PSOE) amenazó de muerte en el Congreso a Calvo Sotelo, que fue asesinado doce días después por Luis Cuenca Estevas (PSOE), guardaespaldas de Indalecio Prieto (PSOE).

Durante la Guerra Civil, el PSOE y su sindicato UGT gestionaron 92 checas donde se violaba, torturaba y asesinaba a quienes les daba la gana. Expoliaron más de 500 toneladas del oro del banco de España que enviaron a Moscú junto a todas las joyas robadas a los españoles. Después de la Transición el PSOE de Felipe González creó y financió el terrorismo de Estado de los GAL y ganaba las elecciones financiando a su partido con Filesa. El PSOE ha robado 680 millones de euros a los parados andaluces para gastárselos en drogas y prostitutas, por lo que tienen a dos presidentes condenados.

Zapatero ganó las elecciones de 2004 tres días después de los terribles atentados del 11-M cuyo autor intelectual aún se desconoce, aprovechándose de la sangre de los inocentes para acusar al Gobierno del PP de mentir durante la jornada de reflexión, mientras sus sedes estaban siendo asediadas por grupos de extrema izquierda. Y Sánchez, que enchufa el ventilador del fango cuando ve que todo su partido y hasta su mujer están salpicados por la trama que se forró vendiendo mascarillas defectuosas durante el Covid, ha logrado mantenerse en el poder trasladando a cárceles vascas a todos los presos de ETA, después de transferirles las competencias de prisiones, y amnistiando a los golpistas catalanes.

Pero de esta ciénaga pestilente que históricamente siempre ha sido el PSOE, no son ajenos ni sus militantes, ni sus votantes, ni sus periodistas. Te tienes que reír cuando recuerdas a Rodríguez Ibarra y a Fernández Vara afirmando que se irían del partido si el PSOE pactaba con los independentistas. Ahí siguen los dos, junto al resto de bases y militancia del partido, mientras Sánchez gobierna gracias a los votos de Bildu, ERC y Junts a cambio de amnistiar a los golpistas y soltar a los etarras. Y la misma desvergüenza muestra toda la prensa socialista que ahora intenta tapar la amnistía y toda la bazofia de las mascarillas del PSOE, difundiendo bulos contra la mujer de Feijóo y contra Ayuso. Lodazal en el que se desenvuelven como gorrinos hasta los votantes socialistas, a los que la excusa de que no gobierne la derecha le sirve para tapar toda la corrupción y la desvergüenza de un PSOE que siempre ha estado dispuesto a arrasar con todo con tal de aferrarse al poder.


Publicado el 21/03/2024 en Okdiario

Ayuso y su novio, el chivo expiatorio


 

Dice el profesor Carlos Rodríguez Braun, catedrático de Historia del pensamiento económico por la Universidad Complutense de Madrid, que no está orgulloso de su obra, pero sí de una frase célebre: «El mejor amigo del hombre no es el perro sino el chivo expiatorio». La RAE define chivo expiatorio como «macho cabrío que el sumo sacerdote sacrificaba por los pecados de los israelitas», y en su Diccionario panhispánico del español jurídico aclara que se usa para señalar a aquella «persona sobre la que se hacen recaer culpas ajenas para eximir a los verdaderos culpables».

El mismo día que el Congreso de los Diputados aprobaba una Ley de Amnistía con la que Pedro Sánchez paga su investidura al golpista prófugo, Puigdemont; al mismo tiempo que el caso de las mascarillas fake del PSOE salpica a la presidenta del Congreso y a cada vez más ministros socialistas; mientras el Partido Popular denuncia a Sánchez porque empresas vinculadas a esta misma trama de las mascarillas habrían beneficiado a su mujer; y el PSOE renuncia a intentar aprobar los Presupuestos Generales del Estado; a la vez que todos estos escándalos que salpican a Pedro Sánchez deberían ocupar todas las portadas, la ministra socialista de Hacienda, María Jesús Montero y el socialista fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, se ponían de acuerdo para, presuntamente, filtrar a la prensa datos confidenciales que afectan a un procedimiento judicial por un supuesto fraude fiscal relativo a la pareja sentimental de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid.

La culpa de la Ley de Amnistía se cubre con la sangre del chivo expiatorio, lo mismo que el pecado por enriquecerse estafando con mascarillas falsas cuando las funerarias no daban abasto por el covid, o el escándalo de que la mujer del presidente se haya lucrado de esa misma trama. Todos los pecados de Pedro Sánchez son cubiertos por el flujo sanguíneo derramado por el macho cabrío sobre el altar sagrado de unos medios de comunicación vendidos al sanchismo.

En realidad, no es necesario ningún mérito especial; cualquiera sirve para convertirse en chivo expiatorio. Pero si la izquierda tiene la fortuna de que la víctima propiciatoria esté relacionada de alguna manera con la presidenta de la Comunidad de Madrid, su satisfacción es doble. Puede ser el hermano de Ayuso, su pareja actual, su difunto padre, su ex novio, un compañero del jardín de infancia o incluso el primo segundo de algún vecino. Da igual, el odio que siente la izquierda española hacia Isabel Díaz Ayuso es tan enfermizo que dedicarán horas de tertulias televisivas y portadas sin fin para relacionarla a ella con cualquier escándalo con el que piensen que van a conseguir ensuciar su imagen.

Ayuso es la bestia negra que enterró políticamente a Pablo Iglesias, quien se vio forzado a abandonar la política tras competir contra ella en las elecciones a la Asamblea de Madrid de 2021, de las que la del PP salió vencedora, el fundador de Podemos quedó en un ridículo quinto lugar y en las que el PSOE obtuvo los peores resultados de su historia, perdiendo hasta el liderazgo de la oposición. La presidenta de la Comunidad de Madrid revalidó su cargo por mayoría absoluta en las elecciones de mayo del año pasado dejando a la formación morada fuera de la Asamblea y al PSOE en la UCI.

Pero además de humillarles electoralmente, Isabel Díaz Ayuso se ha convertido en el látigo que nunca para de fustigar la corrupción y los desmanes de la izquierda española. Sus declaraciones escuecen como el alcohol sobre las heridas mal curadas. Ayuso acusa públicamente a la izquierda de ser los mejores clientes de la prostitución y los camellos de la droga con casos como el del socialista Tito Berni, y convierte su frase de «me gusta la fruta» en un eslogan contra el sanchismo.

Por eso todo le vale a la izquierda para conseguir que el chivo expiatorio que tape con su sangre todos los pecados del sanchismo esté relacionado de cualquier forma con Ayuso; sin darse cuenta de que, cuanto más juego sucio utilizan contra ella, más se crece la presidenta de la Comunidad de Madrid. Los demás no debemos caer en la trampa y recordar noche y día que Pedro Sánchez va a amnistiar a golpistas, terroristas, traidores y corruptos a cambio de que le mantengan en La Moncloa, liderando un partido cada vez más manchado por la trama de las mascarillas falsas.


Publicado el 19/03/2024 en Okdiario

Sánchez nos ha convertido en un país bananero


 

Cuando, en las elecciones generales de 2015 y 2016, Podemos consiguió 69 y 71 diputados, respectivamente, y se convirtió en el tercer partido más votado, fuimos muchos los que repetidamente advertimos del riesgo que corríamos de convertirnos en una república bananera siguiendo el modelo venezolano. A principios del siglo XX se empezó a utilizar la expresión república bananera para referirse a las dictaduras tercermundistas que, a cambio de sobornos, vendían la agricultura de sus países a grandes multinacionales como la estadounidense United Fruit Company. Pero muy pronto se empezó a llamar país bananero a cualquiera que fuera inestable políticamente, en el que no se respetan las leyes e impera la corrupción a todos los niveles. No ha sido Pablo Iglesias ni Podemos; Pedro Sánchez ha convertido a España en un país bananero de libro.

El pasado martes, a las 17:30 horas, la ministra de Hacienda y vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero, se paró con los periodistas que estaban en el pasillo del Senado para decirles que Isabel Díaz Ayuso debe dar explicaciones «si efectivamente, como se ha publicao en los medios de comunicación, está viviendo en un piso que se pagó con fraude a la Hacienda Pública y que se pagó con las comisiones respecto a las mascarillas, en la peor situación de pandemia que tuvo este país». Como la noticia de las mascarillas de la que habla la ministra no apareció publicada en prensa hasta unas horas después de estas declaraciones, se acusa a María Jesús Montero de revelar ante la prensa, para utilizarlos políticamente, datos personales de la pareja de Ayuso que no es un personaje público, ni ha sido condenado por ningún delito, sino que solamente está siendo inspeccionado por la Administración Tributaria que depende directamente de la ministra de Hacienda.

Ya en tiempos del ex ministro de Hacienda de infausta memoria, Cristóbal Montoro, se hicieron públicas las sospechas de que habría existido una lista de periodistas, políticos y empresarios que habían sido investigados por la Agencia Tributaria por orden directa y señalamiento del ministro, por mantener con él «enfrentamientos profesionales, partidistas o privados». De confirmarse las sospechas, estaríamos hablando de una situación mucho peor en la que se habrían usado los servicios de la Inspección tributaria y la Fiscalía -¿la Fiscalía de quién depende?… ¿de quién depende?… ¡pues ya está!- para desviar la atención del caso PSOE, por el que numerosas administraciones dependientes del Partido Socialista presuntamente habrían pagado comisiones a empresas vinculadas con dicho partido, por unas mascarillas que resultaron inservibles, cuando más gente estaba muriendo por la pandemia del Covid.

Este jueves, el Congreso de los Diputados ha aprobado la Ley de Amnistía pactada por Junts y ERC con Pedro Sánchez. A cambio de los siete votos que le han sido imprescindibles al presidente del Gobierno para ser investido, los que cometieron los delitos de terrorismo, alta traición, torturas, lesiones, malversación, prevaricación, etc., relacionados con el golpe de Estado catalán de 2017, han negociado con el Gobierno su más absoluta impunidad. Podemos afirmar que en España ya no se respetan las leyes.

Con respecto a la corrupción, el caso de las mascarillas del PSOE implica a la presidenta del Congreso, a los ministerios de Transportes, Interior, Política Territorial, Sanidad y Hacienda, así como a otros muchos dirigentes del Partido Socialista. Además, la Ley de Amnistía va a borrar de un plumazo los delitos de corrupción cometidos en Cataluña, sentando un precedente que cualquier otro Gobierno podrá volver a utilizar en el futuro. Podemos asegurar que España es ya un país en el que, impunemente, impera la corrupción a todos los niveles.

En los últimos cinco años, hemos tenido tres elecciones generales y otras tres mociones de censura. La última investidura, Pedro Sánchez la sacó adelante por sólo 4 votos y necesitó contar con el consenso de 16 partidos distintos, teniendo en cuenta que dentro de Sumar hay diputados de nueve formaciones diferentes. De esos partidos, hay ocho con más de cinco diputados que podrían hacerlo caer en cualquier momento, apoyando una moción de censura -Sumar, Podemos, En Comú, IU, ERC, Junts, Bildu y PNV-. Además, la convocatoria de elecciones anticipadas en Cataluña ha forzado a que el Gobierno renuncie a intentar sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado. Podemos confirmar que España es ya un país muy inestable políticamente.

Pedro Sánchez ha conseguido que el Producto Interior Bruto de España, que llegó a ser la octava economía del mundo entre 2004 y 2007, caiga al puesto número 16, empobreciéndonos a todos. En menos de seis años, Sánchez ha convertido a España en una nación más pobre, en la que, al dictado del Gobierno, Hacienda y la Fiscalía acosan a los ciudadanos; un país inestable políticamente, donde no se respetan las leyes e impera impunemente la corrupción a todos los niveles. Cumplimos a la perfección con la definición de un país bananero; y la culpa no ha sido de Podemos, sino de Pedro Sánchez.


Publicado el 14/03/2024 en Okdiario

Yolanda Díaz se traga las mascarillas del PSOE


 

Desde que en la mañana del 21 de febrero Koldo García Izaguirre, mano derecha del ex ministro socialista de Transportes, José Luis Ábalos, fuera detenido por la Guardia Civil, acusado de cobrar presuntas comisiones ilegales en contratos de compra de mascarillas a diversas administraciones gobernadas por el PSOE, durante lo peor de la pandemia del Covid, hasta hoy, han pasado casi tres semanas. Veinte días en los que Yolanda Díaz ha ejercido a su manera sus funciones como vicepresidenta segunda y ministra del Gobierno de Pedro Sánchez, pero ha renunciado a sus obligaciones como máxima representante de Sumar. Hasta hoy sólo había escrito un mensaje en X, antes Twitter, en el que compara a Koldo con el hermano de Ayuso y pide que se depuren sus responsabilidades, sin mencionar ni a Ábalos, ni a Armengol, ni a Torres, ni a ninguno de los muchos socialistas implicados en la trama.

Yolanda Díaz ha aprovechado estas tres semanas para insistir en su idea de reducir la jornada laboral sin disminuir proporcionalmente los salarios, lo que supondrá otra reducción más de la escasa productividad de las maltrechas empresas españolas. En esta línea se le ha ocurrido proponer obligar a que nuestros restaurantes cierren antes, porque a ella le parece «una locura que estén abiertos a la 1:00». Quizá fuera esta su manera de desviar la atención acerca del bofetón que los electores gallegos le dieron a su formación en las elecciones autonómicas del 18 de febrero, donde Sumar no consiguió ni un escaño, a pesar de ser ella gallega.

También ha tenido tiempo para viajar a Estados Unidos para allí firmar la Declaración sobre el sesgo algorítmico en el mundo del trabajo, lo que le dio pie a hacer declaraciones tan interesantes como que «los algoritmos no andan solos por la calle», información sin la que nadie sabe cómo hemos podido sobrevivir hasta ahora, o que «los algoritmos y las fórmulas matemáticas no son libres», lo que irrevocablemente se traducirá en nuevas prohibiciones y mayores impuestos que, como siempre, perjudicarán sobre todo a esos trabajadores a los que debería proteger una ministra de Trabajo. Posiblemente, tan negativa opinión sobre los algoritmos esté relacionada con esas otras declaraciones que hizo en septiembre, cuando dijo que «nos vamos al carajo, pero los ricos tienen cohetes para escapar de la Tierra», porque ya se sabe que sin algoritmos no hay cohetes que valgan.

La última idea genial a la que Yolanda Díaz ha dedicado su tiempo durante estas tres semanas ha sido anunciar en el Congreso una serie de medidas que propondrá para luchar contra la corrupción, entre las que destaca la prohibición de los indultos «para que éste no se pueda aplicar en casos de corrupción». Y eso a pesar de estar promoviendo junto al PSOE una ley que amnistiará la malversación de los independentistas catalanes y de haber votado a favor del indulto a Junqueras y al resto de condenados por malversación durante el golpe catalán de 2017.

Yolanda Díaz, además de ministra de Pedro Sánchez, es también la líder de la coalición electoral de extrema izquierda Sumar, que integra a 19 partidos diferentes y que en las pasadas elecciones de julio logró 31 diputados de los que los 5 que le correspondían a Podemos ya se han separado de ella, pero aún mantiene unidos a otros 5 que pertenecen a En Comú Podem, 5 más de Izquierda Unida, 2 de Compromís y 1 de Más Madrid, Chunta Aragonesista, Més per Mallorca y Más País.

Díaz se queja de lo gravísimo que le parece que «unos golfos estaban ganando dinero aprovechándose de los recursos de lo público», pero se limita a acusar a los comisionistas que cobraban esas comisiones sin atreverse a señalar a los socialistas que se las pagaban. Mientras, todos los partidos integrados en Sumar están viendo como Yolanda Díaz se traga las mascarillas del PSOE sin exigir que ninguno de los socialistas implicados dé explicaciones de los hechos por los que está investigando la justicia española y la fiscalía europea. Más pronto que tarde, si quieren sobrevivir a este nuevo escándalo de corrupción del PSOE, los socios de Yolanda Díaz tendrán que empezar a mostrar su discrepancia con este encubrimiento que les hace a ellos cómplices.


Publicado el 12/03/2024 en Okdiario

Pedro Sánchez humilla a España


 

Consummatum est. Tras el acuerdo alcanzado por Pedro Sánchez con Junts y ERC, el Congreso de los Diputados aprobará la Ley de Amnistía el próximo jueves 14 de marzo, en un pleno extraordinario y monográfico que dejará plasmada en el BOE la humillación a la que Pedro Sánchez ha sometido a todos los españoles. Sánchez ha pagado íntegro el chantaje que le exigía el prófugo Puigdemont para obtener a cambio única y exclusivamente los siete votos que le faltaban para ser investido, porque aseguran desde Junts que ni siquiera sirve para garantizar su respaldo a unos Presupuestos Generales del Estado, que permitirían a Sánchez resistir en la Moncloa durante toda la legislatura, prorrogándolos tantas veces como fuera necesario. O sea, que a cambio de esos Presupuestos exigirán un nuevo chantaje y otra mayor humillación.

Para que la humillación sea evidente, el secretario general de Junts, Jordi Turull, ha asegurado en Rac1 que «la amnistía ya está; ahora vamos a por la autodeterminación» porque «el objetivo es conseguir la independencia». Afirma, además, que Puigdemont volverá a España en julio y será el candidato del partido a las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 9 de junio. En nombre de Puigdemont, Turull ha sido veloz en dejar bien claro que Pedro Sánchez mintió a los españoles cuando aseguró durante su intervención en el último comité federal del PSOE, que la amnistía «es un medio para avanzar en el camino de la concordia y el reencuentro entre catalanes y el resto de sus españoles», y volvió a mentir hace unas horas cuando, en una rueda de prensa desde Brasil, aseguró que, con la amnistía «el Gobierno de España busca la reconciliación, en primer lugar entre los catalanes que se vieron enfrentados en 2017, y de la sociedad catalana con el conjunto de sus hermanas y hermanos que viven en otros territorios».

Concordia y reconciliación es sólo la falsa excusa con la que se ha negociado con los golpistas y delincuentes la amnistía de sus delitos de traición, terrorismo y malversación. Y para que quede meridianamente claro desde el minuto uno que eso es mentira, dice Turull, en nombre de Puigdemont, que la Ley de Amnistía pactada con el PSOE «no soluciona el conflicto político» y que «únicamente pone fin a la represión» para poder negociar con el Gobierno de Pedro Sánchez «en condiciones de igualdad». Los de Junts quieren que toda España sepa que, con la amnistía, Pedro Sánchez no compra nada más que su estancia en la Moncloa y sus viajes en Falcon, humillándonos a todos los españoles que, queramos o no, estamos representados por el más inmoral Gobierno que ha sufrido España en toda su historia.

El acuerdo al que finalmente Sánchez ha llegado con los golpistas catalanes permitirá amnistiar el terrorismo «siempre que no supere un umbral mínimo de gravedad», por lo que se podría llegar a amnistiar hasta la tortura. También se amnistía la alta traición, al quedar excluida sólo cuando implique el «uso de la fuerza efectiva e incumple las resoluciones de Naciones Unidas en materia de invasiones» y se excluirá únicamente la malversación cuando se pueda demostrar «un enriquecimiento personal o beneficio patrimonial». El presidente del Gobierno se rinde por completo ante todas las exigencias de Puigdemont, que hace sólo unos días aseguraba que no pensaba aceptar. Sánchez se denigra a sí mismo y nos humilla a todos los españoles cediendo ante golpistas y delincuentes sólo a cambio de sus siete miserables votos.


Publicado el 07/03/2024 en Okdiario

Torres más altas han caído

 


Llamamos trama Koldo a la red que, en los peores momentos de la pandemia del coronavirus, se forraba vendiendo mascarillas de nefasta calidad, a un precio desorbitado, usando una empresa vinculada al PSOE a través del que entonces era su todopoderoso secretario de organización y ministro de Transportes, José Luis Ábalos, y cuyos clientes eran siempre organismos públicos dirigidos por el PSOE, que pagaban millonadas sabiendo que habían sido estafados; que posteriormente certificaban que el contrato había sido correcto para facilitar así nuevas estafas; y que finalmente se resistían a reclamar las cantidades defraudadas. Por todos estos motivos, este entramado, al que hay que llamar presuntamente corrupto hasta que sean condenados, pero al que moralmente podemos ya calificar como buitres, debería realmente llamarse caso PSOE carroñero.

Forman parte de esta trama, además de Ábalos, los también socialistas Salvador Illa y Fernando Grande-Marlaska, como ministros que compraron mascarillas a la trama carroñera del PSOE; e incluso María Jesús Montero que, como ministra de Hacienda, a través de la Agencia Tributaria conocía los informes en los que se relacionaba el rescate de Air Europa con la trama. Pero por encima de todos ellos sobresale la más que sospechosa actuación de los entonces presidentes de Baleares, Francina Armengol, y Canarias, Ángel Víctor Torres; ambos posteriormente recompensados por Pedro Sánchez ascendiendo a la primera a presidenta del Congreso y haciendo ministro de Política Territorial y Memoria Democrática al segundo.

Hay quien dice que estos dos ascensos eran premios a los dirigentes autonómicos que, habiendo sido los más votados en las elecciones autonómicas, no habían podido alcanzar mayorías suficientes para renovar sus Gobiernos. Pero este argumento decae cuando se comprueba que, en Extremadura, Guillermo Fernández Vara fue el más votado, pero María Guardiola llegó a un acuerdo de Gobierno con Vox para ser investida como la primera mujer presidenta de la Junta. La diferencia parece estar en que Fernández Vara no compró mascarillas a la trama carroñera del PSOE, mientras que Armengol y Torres sí que lo hicieron y así, el extremeño se quedó simplemente de vicepresidente segundo de un Senado controlado por el Partido Popular, mientras que los que sí compraron mascarillas ascendieron meteóricamente.

Armengol hizo ayer un ridículo espantoso compareciendo ante los medios de comunicación desquiciada de los nervios, para demostrar; primero, que no sabe hablar español; segundo, que no es capaz de enlazar dos ideas con la coherencia mínima que se le podría exigir a un niño de primaria; tercero, que miente con la misma falta de vergüenza que su jefe, Pedro Sánchez; y cuarto, que sabe que su actuación no tiene defensa posible, por lo que la única opción que le queda es enrocarse en su puesto y tratar de enmerdar el debate tratando de desviar la atención hacia quienes la acusan. Una comparecencia que cualquier abogado sensato le habría recomendado ahorrarse para ir preparando la defensa frente a unas imputaciones que, más pronto que tarde, le acabarán llegando.

Y hoy el protagonista es el ministro Torres, al publicar OKDIARIO que compró las mascarillas a la red Koldo tras avisar China que tenían «agujeros y fallos mayores». Se acompaña la noticia con unas fotografías en las que se ve claramente que las mascarillas que le colaron al entonces presidente de Canarias, a 2,5 euros la unidad, tenían más agujeros que el queso emmental, además de otros múltiples fallos, como gomas sueltas, desgarros, malas costuras o pinzas de ajuste de la nariz despegadas. La empresa multinacional especializada a la que se encargó la verificación de la calidad de las mascarillas cuando todavía no habían salido de China revisó al azar una de las cajas que iban a ser enviadas a Canarias y certificó que, sólo en esa caja, 19 mascarillas presentaban ese tipo de defectos.

Y pese a estar informado por el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Complejo Hospitalario Universitario de Canarias de que las mascarillas compradas a precio de oro a la trama carroñera del PSOE eran un completo desastre, Ángel Víctor Torres endosó las mascarillas fake a cargo de los fondos Feder europeos, motivo por el que la Oficina Europea Antifraude ya está investigando esta actuación.

La dirección del PSOE está animando al ex presidente de Canarias para que siga el ejemplo de Armengol y comparezca ante la prensa para dar explicaciones, cosa a la que parece no estar muy animado, después de ver el ridículo que hizo ayer su compañera y cómo la prensa destaca hoy que la situación de la presidenta del Congreso ha empeorado tras esta comparecencia. Tanto Torres como Armengol deberían fijarse en como ha sacrificado Pedro Sánchez a ese tal Ábalos, pese a haber formado parte de la «banda del Peugeot», como afortunadamente ha bautizado Miguel Tellado a los fieles sanchistas que le acompañaron a bordo de su Peugeot 407 en su gira por España para recabar avales para las primarias de 2017. Lo mejor que pueden hacer Armengol y Torres es ir preparando su defensa para cuando Sánchez también les deje caer a ellos.


Publicado el 06/03/2024 en Okdiario

Los oscuros negocios de la mujer de Sánchez


 

Cuando se le pregunta por Begoña Gómez, la esposa de Pedro Sánchez, dice Esther Peña, que es la hasta ahora desconocida portavoz de la Ejecutiva Federal del PSOE, que «es una cuestión de mala baba porque no aparece ni siquiera mencionada en el sumario» del caso Koldo, que es como llamamos a la trama de venta de mascarillas de nefasta calidad, a un precio desorbitado, por parte de una empresa vinculada al PSOE a través del que entonces era su todopoderoso secretario de organización y ministro de Transportes y cuyos clientes eran siempre organismos públicos dirigidos por el PSOE, que pagaban millonadas sabiendo que habían sido estafados, que posteriormente certificaban que el contrato había sido correcto para facilitar así nuevas estafas, y que finalmente se resistían a reclamar las cantidades defraudadas. Por todos estos motivos el caso Koldo debería realmente llamarse caso PSOE.

 

El escaso currículum de la esposa de Pedro Sánchez se divide en dos etapas claramente diferenciadas. Antes de que su marido fuera diputado, Begoña era una profesional del marketing muy ambiciosa que trabajaba en una pequeñísima empresa donde impartía formación a comerciales de telemarketing y de ‘puerta fría’ para aseguradoras, compañías eléctricas, oenegés, etc. Como no pudo completar estudios universitarios, su titulín de una escuela privada dijo que era una licenciatura y un cursillo que había hecho en el ESIC dijo que era un máster. Puro barniz, como el humo que enseñaba a vender. Pero siendo Sánchez ya diputado y pese a no ser ni siquiera licenciada, la Universidad Complutense la contrató como codirectora de un curso de Técnico en Fundrasing. Poco después de la investidura de su marido como presidente del Gobierno, fue ascendida a directora del ‘África Center’ del Instituto de Empresa, para volver más tarde a la Complutense como directora de una cátedra y de un máster.

 

Pero a todo este aparente nepotismo, que ya era conocido, se añade ahora que se ha descubierto la vinculación de Begoña Gómez con la trama Koldo a través de Javier Hidalgo y del rescate de Air Europa. La «mala baba» que el PSOE dice que no está en el sumario es que, en las mismas fechas en las que se negociaba el rescate público de Air Europa por más de 600 millones de euros, la esposa de Sánchez habría acudido por dos veces a la sede de la compañía, reuniéndose con Javier Hidalgo, consejero delegado de Globalia, empresa a la que pertenecía Air Europa, y con Víctor de Aldama, que es uno de los detenidos y que según las investigaciones actuaba como intermediario entre la aerolínea y el ministerio de Transportes de Ábalos. Además, Javier Hidalgo mantenía desde que comenzó el ascenso de Pedro Sánchez una estrechísima amistad con Begoña Gómez, hasta el punto de que se encargó de financiar el ‘África Center’ del Instituto de Empresa que tenía contratada a Begoña.

 

En octubre de 2022, con toda su cara dura, Begoña Gómez organizó en la Complutense una sesión informativa para enseñar a captar los fondos de la Unión Europea que reparte su marido, tema en el que ella presume de ser experta. Su amplia experiencia en conseguir fondos públicos puede corroborarla Javier Hidalgo, después de recibir más de 600 millones de euros para su compañía tras reunirse con ella. Con mala baba o sin ella, es imprescindible que Begoña Gómez explique para qué acudió a la sede de Air Europa en Pozuelo de Alarcón el 24 de junio y el 16 de julio de 2020, reuniéndose con Javier Hidalgo y Víctor de Aldama, en las mismas fechas en las que se estaba negociando el rescate de la compañía.