Masacre bien resuelta en la valla de Melilla

 


Las autoridades marroquíes reconocen 23 muertos entre los más de 2.000 violentos inmigrantes que intentaron saltar la valla de Melilla el viernes, mientras que las ONG que trabajan en la zona elevan esta cifra a 37, que se aproxima más a las dantescas imágenes que han trascendido, en las que todos hemos podido ver decenas de cuerpos sin vida amontonados por los policías marroquíes. Y para Sánchez esta masacre está bien resuelta. Rosa Díez estará de acuerdo en que esta es otra más de las reacciones de Pedro Sánchez que lo hacen encajar a la perfección en lo que la psicología define como la tríada oscura: maquiavelismo, narcisismo y psicopatía. El narcisismo define al vanidoso que cree merecer un poder ilimitado, el maquiavelismo al cínico que actúa siempre en beneficio propio, y la psicopatía al que desprecia a las otras personas: Pedro Sánchez.

Para un psicópata, narcisista y maquiavélico, bien resuelto estará todo lo que le beneficie a él para conseguir o mantener el poder, sin importar las consecuencias que esto acarree para los demás ni siquiera, aunque decenas de personas pierdan la vida. Enfrentar a España a la vez con Argelia y con Marruecos, perjudicando nuestros intereses estratégicos y económicos, primero trayendo en secreto a Zaragoza al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, para ser tratado de Covid y a continuación, dando un giro de 180 grados para cambiar la posición que España ha mantenido históricamente sobre el Sáhara Occidental, entregándoselo a Marruecos, será para Sánchez un problema bien resuelto en la medida en que le beneficie personalmente a él, a sus ansias de poder y a su necesidad de ser admirado, nos cueste lo que nos cueste a los españoles esa decisión.

Una persona con los rasgos de la tríada oscura será capaz de prometer 20 veces que «con Bildu no vamos a pactar» para, al día siguiente, enviar a Adriana Lastra y Rafael Simancas a negociar la investidura con los proetarras y unas semanas más tarde poner su firma y su logotipo junto a los de ellos en un documento en el que el PSOE de Sánchez acuerda con Bildu prorrogar el inconstitucional Estado de Alarma, a cambio de derogar la reforma laboral de 2012. Un psicópata, maquiavélico y narcisista no tendrá ningún problema en prometer que «el PSOE no pactará con el populismo. El final del populismo es la Venezuela de Chávez, la pobreza, las cartillas de racionamiento, la falta de democracia y la desigualdad» y asegurar que «no dormiría por las noches como el 95% de los españoles si hubiese aceptado las imposiciones de Podemos para gobernar en coalición» y al día siguiente abrazarse a Pablo Iglesias, tras la firma de ese Gobierno de coalición con los populistas chavistas.

Pedro Sánchez habría tenido un serio problema personal si miles de subsaharianos hubieran conseguido entrar violenta e ilegalmente en España unos días antes de la cumbre de la OTAN, en la que va a conseguir la tan ansiada como perseguida fotografía con el presidente de los EEUU, Joe Biden. Su imagen se habría visto muy perjudicada si ante los líderes mundiales de la Alianza Atlántica, hubiera demostrado que es incapaz de defender nuestra frontera y que deja que por ella se puedan colar hasta los terroristas más peligrosos. Y como él se ha evitado ese daño a su imagen, esa vergüenza y esa demostración de inutilidad, le parece que las autoridades marroquíes han resuelto bien el asalto a la valla de Melilla, aunque hayan muerto decenas de personas que a él no le importan nada con tal de que su ego y su poder no hayan resultado dañados: un psicópata de manual.

Publicado el 28/06/2022 en Okdiario

Podemos ha muerto, sólo falta enterrarlo

 


La Izquierda Unida previa a Podemos obtuvo 12 escaños y el 11,34% de los votos en las elecciones andaluzas de 2012, que ganó por primera vez el Partido Popular, aunque no con la mayoría suficiente para gobernar, cosa que hizo el socialista condenado José Antonio Griñán en coalición con los comunistas. En la convocatoria anterior, de 2008, IU había conseguido 6 escaños con el 7,06% de los votos. Estos resultados han vuelto a repetirse en 2022 -7 escaños con el 12,2% de los votos- 8 años después del nacimiento de Podemos al abrigo de las tiendas de campaña, los perros y las flautas del 15-M y gracias al más que generoso apoyo de los narcotiranos venezolanos que pretendían que la extrema izquierda “en España puedan crear consensos de fuerzas políticas y movimientos sociales, propiciando en ese país cambios políticos aún más afines al gobierno bolivariano”, según las palabras textuales del documento firmado por Hugo Chávez, por el que les regalaba más de 7 millones de euros.

Andalucía no es ninguna excepción. En las últimas elecciones a las Cortes de Castilla y León de febrero de 2022, Podemos se ha quedado con un solitario escaño, cuando en 2015 llegaron a tener 10, volviendo así a repetir los resultados obtenidos en 2011, en los que IU logró también un único escaño. En las elecciones a la Asamblea de Madrid de mayo de 2021, Podemos, con Pablo Iglesias de cabeza de cartel, se quedó en 10 escaños con el 7,2% de los votos, lejos de los 13 logrados por IU en 2011 e incluso por debajo de los 11 que consiguieron en 2007. En Cataluña, en febrero de 2021, los podemitas se quedaron con 8 escaños y el 6,8% de los votos, muy por debajo de los 13 escaños y 9,9% de votos logrados por IU en 2012.

Gallegos y vascos celebraron sus elecciones autonómicas a la vez, el 12 de julio de 2020. En el Parlamento Vasco, Podemos bajó de 11 a 6 escaños, perdiendo más del 54% de los votos logrados en 2016. Y en Galicia, tras la fragmentación de la coalición En Marea, Podemos y Esquerda Unida se presentaron bajo la marca Galicia en Común, para pegarse el castañazo padre y quedarse fuera del Parlamento Gallego al no conseguir ningún escaño lo que, teniendo en cuenta que en 2016 En Marea había logrado 14 escaños, les devolvía a los resultados habituales de Izquierda Unida antes de 2012. A nivel nacional Podemos ha participado en 4 elecciones generales desde su fundación en 2014, provocando el período de mayor inestabilidad de la historia de nuestra joven democracia. Las de diciembre de 2015 que hubieron de repetirse en junio de 2016 y que dieron inicio a una legislatura que acabó abruptamente con la moción de censura de Pedro Sánchez, apoyada por Ciudadanos, que nos llevaron a las elecciones de abril de 2019, que también tuvieron que repetirse en noviembre de ese mismo año.

Cuatro elecciones generales en un período de menos de cuatro años, a partir de la fundación de Podemos. Sus mejores resultados los consiguieron al principio, en 2015 -69 diputados con el 20,68% de los votos- y en 2016 -71 diputados, con el 21.15%-. Pero ya en noviembre de 2019 los de Pablo Iglesias bajaron hasta unos resultados muy parecidos a los que conseguía Julio Anguita en los años 90 con tan solo 26 escaños y el 9,82% de los votos. Viendo lo que ha ocurrido en todas las elecciones que se han celebrado a partir de su entrada en el Gobierno de coalición con Pedro Sánchez en Galicia, País Vasco, Cataluña, Madrid, Castilla y León y ahora en Andalucía, no hace falta ser adivino para saber que, en las próximas Generales, los podemitas van a caer por debajo de los diez diputados que les otorgaba el 4% o 5% de los votos que habitualmente ha conseguido el comunismo en España. Podemos ha muerto, entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez lo mataron, ahora sólo falta que los comunistas de Izquierda Unida lo reconozcan y procedan a enterrarlo con el deshonor que merece. Tanta paz lleve, como descanso deja.

Publicado el 21/06/2022 en Okdiario

¿Qué había en el teléfono móvil espiado a Sánchez?


 Pedro Sánchez es el presidente del Gobierno más débil de toda la historia de la democracia de España. Nunca antes había formado Gobierno un partido con solo 120 diputados, cuando se necesitan 175 para alcanzar cualquier mayoría. En su debilidad, Sánchez requiere del apoyo de comunistas, golpistas, proetarras y nacionalistas para sacar adelante la más insignificante reforma, teniendo que ceder cualquier cosa que se le exija a cambio. Por su debilidad, ha sido forzado a indultar a todos los condenados por el golpe de Estado del 1-O y a trasladar a cárceles del País Vasco a los pocos etarras a los que no ha puesto en libertad, transfiriendo la competencia de prisiones al País Vasco. Y su debilidad es el motivo por el que nos ha enfrentado a la vez con Argelia y Marruecos, los dos vecinos del norte de África con los que España había mantenido hasta ahora un difícil equilibrio.

La secuencia de los acontecimientos no deja lugar a dudas. En abril de 2021, seguramente forzado por sus socios de Gobierno comunistas, Pedro Sánchez se trajo a España en secreto, en un avión medicalizado, al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, para ser tratado de la Covid severa que padecía. El ex jefe de gabinete de la entonces ministra de Exteriores, Arancha González Laya, declaró que ésta le advirtió de que si el tema salía a la luz «podrían peligrar las relaciones con otro país» al que no se había informado, en referencia a Marruecos. Un mes más tarde, en mayo, miles de inmigrantes ilegales asaltaron las fronteras de Ceuta y Melilla, alentados por las autoridades marroquíes y cuando a principios de junio de 2021 Ghali tomó un avión en Pamplona para volver a Argel pese a sus causas pendientes con la Justicia española, las autoridades marroquíes lo consideraron «una afrenta», amenazando con romper relaciones diplomáticas con España.

Hace un par de meses hemos sabido que, por aquellas fechas, entre mayo y junio de 2021, Pedro Sánchez fue espiado con el sistema Pegasus que permite acceder al contenido de los teléfonos móviles y del que sólo disponen los Estados. Algún Gobierno extranjero había obtenido así casi 3 gigabites del teléfono privado de Pedro Sánchez, sin que el Gobierno haya querido informar de qué tipo de información fue la espiada. El 1 de marzo de 2022, en una respuesta por escrito en el Congreso de los Diputados, el Gobierno fijó su posición sobre el Sáhara Occidental manteniendo la que ha defendido España constantemente los últimos 46 años: la solución negociada y acordada entre Marruecos y el Frente Polisario, en línea con las resoluciones de Naciones Unidas. Y sólo dos semanas más tarde, Pedro Sánchez por su cuenta y riesgo, sin informar a su Consejo de Ministros, ni al Congreso, ni al jefe del Estado, dio un giro de 180 grados y le entregó el Sáhara a Marruecos.

El presidente del Gobierno más débil de toda la historia de la democracia de España, sin el apoyo ni el consenso de nadie, por su única decisión, envió el 14 de marzo una carta a Mohamed VI que inmediatamente fue hecha pública por la Casa Real marroquí, en la que literalmente le dijo que “España considera que la propuesta marroquí de autonomía presentada en 2007 como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo.” Desde 1970 el diccionario de la RAE define “diferendo” como un americanismo usado en Cuba, que proviene del francés “différend” y significa diferencia, desacuerdo, discrepancia entre instituciones o Estados.

Resulta curioso que una carta firmada por Pedro Sánchez, plagada de faltas de ortografía y gramaticales, con evidentes errores de concordancia y en la que a nuestro ministro de Exteriores se le cambia el cargo por el de “Ministro de Asuntos Europeos”, incluya ese término de origen francés tan usado en Cuba como desconocido en España. Hay lingüistas que sospechan que la carta se escribió en francés, idioma oficial en Marruecos y fue traducida atropelladamente al español, sin ninguna supervisión.

¿Por qué tanta prisa? ¿Por qué no se consulta y ni siquiera se informa a nadie de un cambio de tanta trascendencia en la política exterior española? ¿Por qué España no ha conseguido absolutamente nada de Marruecos de este giro que nos ha enemistado con Argelia de una forma tan perjudicial para los intereses españoles? Todas estas preguntas sólo nos llevan a la definitiva pregunta final. ¿Qué había en el teléfono móvil espiado a Pedro Sánchez y qué será lo próximo que cederá a cambio de que no lo sepamos?

Publicado el 14/06/2022 en Okdiario

Todo lo bueno que tiene Andalucía

 


Cuando cualquiera piensa en todo lo bueno que tiene Andalucía, lo primero que se le viene a la cabeza son sus gentes, con ese carácter alegre, acogedor y trabajador. Andaluces orgullosos de sus tradiciones que no renuncian a la innovación y a la modernidad. Nos acordamos de sus campos, de sus montañas y sus playas; de sus pequeños pueblos y sus grandes ciudades. De sus industrias agroalimentarias, pero también de las aeronáuticas, de las de nuevas tecnologías y por supuesto, del turismo, la pesca y la agricultura. «El mejor lugar para vivir en el mundo», según el diario británico The Telegraph, escogido por miles de europeos no sólo para pasar sus vacaciones, sino incluso para para venirse a vivir cuando se jubilan, por su clima, por supuesto, pero también por su cultura, su fantástico patrimonio histórico y su fabulosa gastronomía. Pero es imposible relacionar al PSOE con nada de esto.

Si pensamos en el PSOE de Andalucía, por el contrario, lo primero que a cualquiera se le viene a la cabeza es el paro, la subvención, el exceso de funcionarios, los impuestos, el déficit, la deuda, la ruina y la pobreza. Pero, sobre todo, el PSOE andaluz nos recuerda la corrupción más desvergonzada, la que malversó el dinero «para asar una vaca», que tenía que haberse usado para generar empleo y riqueza en Andalucía, pero que en vez de eso lo usó el PSOE para dotar un «fondo de reptiles» con el que comprar votos, agradecer favores, silenciar a los críticos y asegurar lealtades al régimen clientelar socialista, que sólo pretendía perpetuarse por los siglos de los siglos.

El PSOE no recuerda a nada bueno de Andalucía, sólo podemos acordarnos de que están condenados dos presidentes socialistas de la Junta de Andalucía y del PSOE nacional, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, junto a otros 17 altos cargos socialistas, entre los que destacan la exministra Magdalena Álvarez y varios ex consejeros, como el todopoderoso Gaspar Zarrías; por diseñar un «procedimiento específico» con el que repartieron de forma arbitraria y opaca 680 millones de euros que deberían haberse destinado a ayudas sociolaborales, pero acabaron malversados en comisiones y desviados a donde no debían, usándose hasta para pagar juergas con cocaína en los prostíbulos más caros de Andalucía.

El PSOE de Andalucía tiene de candidato a Juan Espadas, el que fuera alcalde de Sevilla más conocido por estar casado con Carmen Ibanco, la del «güor perfe», imputada por orden del juez que instruye el caso de la fundación Faffe, por enchufismo y pago de prostíbulos con fondos públicos. Un candidato que, durante su etapa como consejero de vivienda de la Junta socialista de Andalucía, de 2008 a 2010, se codeó con los máximos responsables condenados en la trama de los ERE. Y que fue primero director general entre 1997 y 2000 y más tarde, presidente hasta 2008 de la Empresa Pública de Gestión Medioambiental (EGMASA), que está siendo ahora investigada por los juzgados de Sevilla acerca de 21 millones de euros en subvenciones presuntamente irregulares concedidas a esta empresa.

Y va Pedro Sánchez, con todo el descaro, la soberbia y la prepotencia que le caracteriza, y suelta este domingo en un mitin de la campaña electoral del PSOE en Andalucía, que «todo lo bueno que tiene Andalucía lo ha hecho el PSOE», reivindicando el «orgullo rojo» del PSOE para «ganar» las elecciones andaluzas del próximo 19 de junio. Dice Sánchez que «nosotros, desde otras partes de España, mirábamos con admiración y también con muchísima envidia a los Gobiernos andaluces y al socialismo andaluz». Lo único que ha hecho el PSOE por los andaluces es robarles para mantener un régimen clientelar que les perpetuara a ellos en el poder, condenándolos a la pobreza y al paro. El PSOE debería hacer una enorme penitencia antes de atreverse a volver a nombrar a Andalucía.

Publicado el 07/06/2022 en Okdiario