Notición: Pablo Iglesias ha cambiado pañales


“Creo que después de haber estado tres meses limpiando culos y cambiando pañales estoy más preparado para ser un buen presidente” le dijo el sábado Pablo Iglesias al periodista Hilario Pino en su primera entrevista televisiva, tras regresar del permiso por paternidad que le ha tenido ese tiempo apartado de la primera línea política. Tres meses que comenzaron después de las elecciones autonómicas andaluzas y durante los cuales Podemos se ha enfrentado al cisma causado por la renuncia a su acta de diputado por parte de Íñigo Errejón, quien se ha unido a Manuela Carmena en su candidatura a las elecciones autonómicas de mayo. Y durante los que Pedro Sánchez disolvió las Cortes y anunció elecciones generales para el 28 de abril, al ver rechazados sus Presupuestos Generales por el Congreso. Mientras Iglesias limpiaba culos y cambiaba pañales en su casoplón de Galapagar.
Posiblemente en la España de nuestros abuelos llamaría la atención que un hombre se dedicara a esos menesteres que, entonces, parecían destinados en exclusiva a las madres. Son muchas las veces que Iglesias parece vivir a principios del siglo pasado, en 1917, en medio de la revolución bolchevique, o como mucho en 1938, en plena Guerra Civil, cuando su abuelo Manuel firmaba sentencias de muerte a dos manos. En aquella época en la que parece vivir Pablo podría haber presumido de cuidar de sus hijos. Pero hoy resulta cómico hasta comentarlo, ¿quién conoce a un padre que no limpie culos y cambie pañales?, yo hace décadas que no me cruzo con ninguno que no lo haga. Sólo a alguien muy machista y anticuado le pude parecer éste un hecho por el que deba ser admirado y felicitado.
Pero es que además la pregunta del periodista de La Sexta no tenía ese sentido. Hilario Pino no estaba entrevistando a un hombre que se reincorpora a su trabajo después de una baja por paternidad, sino al secretario general de Podemos y en este sentido la cuestión se la habría planteado en idénticos términos a un hombre o a una mujer. Lo que el periodista quería saber es cómo respondía el líder de la formación morada a aquellos que le critican por haber desaparecido precisamente en estos momentos tan convulsos en la política española, meses que han sido aún más complicados dentro de su propio partido. Porque somos muchos los hombres y mujeres con altas o bajas responsabilidades que no hemos podido estar tanto tiempo desconectados de ellas y hemos tenido que recurrir a la ayuda de familiares o profesionales que nos permitieran compatibilizar la paternidad con el resto de nuestras obligaciones. Pero Iglesias no podía perder la oportunidad de hacer populismo hasta con sus hijos recién nacidos de una forma ridícula y lamentable.
Haber estado tres meses ejerciendo de padre en su mansión de la sierra madrileña no le habilita para ejercer la presidencia del Gobierno de España, sino que le sitúa ante los ojos de los españoles como lo que es, un privilegiado. Uno de esos miembros de la casta a la que tanto critica, que son los únicos que pueden permitirse lujos fuera del alcance del español medio. Los padres y madres españoles sacamos adelante a nuestros hijos sin las comodidades de las que dispone él y con enormes sacrificios que hacemos con mucho gusto y de los que no se nos ocurre presumir. Si al tiempo que cría a sus hijos hubiera hecho prosperar un negocio en el que hubiera creado puestos de trabajo, generado riqueza y pagado impuestos con los que sufragar los servicios públicos, igual podría presumir de algo. Pero desde su casoplón de Galapagar y rodeado del servicio, hubiera estado mejor calladito.
Publicado el 26/03/2019 en Okdiario

Marxismo y Nazismo, prohibidos: una lección de Historia alemana


“Algún día deberíamos analizar si tienen derecho a estar en el juego político los que no creen en la unidad de España y los que no renuncian al marxismo que tantos muertos ha dejado“, dijo el lunes Iván Espinosa de los Monteros cuando estaba hablando sobre Iñigo Errejón en el programa ‘Espejo Público’ de Antena 3. Ante esta declaración, la progresía mediática y política española ha reaccionado con el histrionismo que les caracteriza titulando que “VOX quiere prohibir los partidos comunistas”. Las declaraciones del número 3 de la lista de VOX al Congreso por Madrid son una crítica que debe interpretarse leyendo su programa electoral, ya que en su punto número dos figura la “ilegalización de los partidos, asociaciones y ONGs que persigan la destrucción de la unidad territorial de la Nación y de su soberanía“. Así pues, comprobamos que es una ‘fake news’, VOX no propone ilegalizar los partidos comunistas.
No obstante, merece la pena profundizar en las palabras de Espinosa de los Monteros. En la historia reciente de España se han ilegalizado partidos como Batasuna, Euskal Herritarrok y Herri Batasuna, en aplicación de la Ley de Partidos Políticos de 2002, e incluso el ex juez Baltasar Garzón ilegalizó en 2003 el Partido Comunista de España (reconstituido) PCE(r). Todos ellos fueron declarados ilegales por formar parte de las bandas terroristas ETA y GRAPO. Pero existe debate acerca de la posibilidad de que se amplíen los motivos de ilegalización imitando lo que hacen otras democracias de nuestro entorno. Así la legislación alemana permite ilegalizar los partidos que persigan perjudicar o eliminar el orden liberal democrático y/o “amenacen la existencia de la República Federal de Alemania” y en su aplicación se ha ilegalizado el Partido Socialista del Reich, de ideología nacionalsocialista y el Partido Comunista Alemán. En Francia están fuera de la ley las organizaciones que “fomenten la discriminación y propaguen el odio y la violencia raciales“, con lo que han declarado ilegales a la organización independentista Iparretarrak y a los neonazis de la Federación de Acción Nacional Europea (FANE).
La exhibición de símbolos nazis y comunistas se ha prohibido en la mayoría de repúblicas exsoviéticas, donde tantos miles de muertos causó el comunismo. La pregunta a la que debemos respondernos es, ¿tenemos que permitir que los enemigos de nuestro sistema democrático utilicen a su favor nuestras herramientas legales para, desde dentro, destruirla, como hicieron los cubanos con la democracia venezolana? Existe la opinión muy respetable de aquellos que creen que la libertad de expresión debe estar por encima del resto de libertades y se debe permitir que cualquier idea pueda ser expresada, hasta las de los que nos pretenden destruir. El filósofo austriaco Karl Popper concluyó al respecto que, por muy contradictorio que parezca, para mantener una sociedad tolerante, la sociedad tiene que ser intolerante con los intolerantes. O sea, que hay que defender la democracia de los que, aprovechándose de nuestros derechos y libertades, la pretenden destruir.
Pero lo más llamativo de este caso es que los que ahora se escandalizan son precisamente aquellos que quieren prohibir VOX, los que piden que se les aísle y se frene su entrada en las instituciones, los que declaran alertas antifascistas contra ellos e impiden violentamente que celebren sus actos. La extrema izquierda española siempre ha intentado silenciar la voz del que opina diferente incluso utilizando para ello la violencia. El partido de Santiago Abascal propone modificaciones legislativas democráticas, no violentas, que sólo se aplicarán si son votadas mayoritariamente y declaradas constitucionales por nuestros tribunales. Pero aquí los más intolerantes son los que reclaman tolerancia, esa es la paradoja de la tolerancia española.
Publicado el 19/03/2019 en Okdiario

Más coaliciones y menos llorar por el voto útil


Es digno, honesto y legítimo que el PP llegue a acuerdos con otros partidos para acudir en coalición electoral en aquellas convocatorias electorales o circunscripciones en las que les resulte interesante a todos, negociando para ello los programas y las listas, como han hecho en Navarra. Esa es la forma correcta de apelar al voto útil, tratando a los votantes con respeto. Incluso si se proponen estos pactos, pero los otros partidos los rechazan, estaría legitimado para explicar las razones por las que considera que es conveniente concentrar en ellos el voto. Pero lamentablemente no es lo que está haciendo. Este fin de semana OKDIARIO publicó la entrevista que Eduardo Inda hizo a Pablo Casadoen el bar de Alsasua donde se dio una paliza a dos guardias civiles y a sus novias. En ella, el presidente de los populares pide “optimizar todos los apoyos en el PP como única alternativa válida a Pedro Sánchez“. Además, insiste, en que en comunidades y provincias pequeñas “los votos que van a VOX y a Ciudadanos no se materializan en un escaño y van a acabar en un escaño socialista o de Podemos“. Sin embargo, no propone coaliciones.
También este mismo fin de semana varios prestigiosos periodistas han dedicado sus columnas de opinión a convencernos de que votar a VOX es votar a Sánchez, calificando el del partido de Abascal como un voto de resquemor y resentimiento descerebrado, y apelando a la sensatez de sus votantes a los que hacen responsables de una hipotética victoria del PSOE. Para hacer este ejercicio de manipulación se llega hasta a hacer trampas con las encuestas y la aplicación de la regla D’Hont, obviando que también es posible que, si VOX o Cs están cerca de conseguir un escaño pero, por la apelación al voto útil, un puñado de sus votantes se cambian al PP, quien saldría beneficiado sería Podemos y podría así conseguir el escaño en disputa. El del voto útil es también el discurso con el que Pedro Sánchez le está quitando votantes a Podemos lanzando el mensaje de que si no se les vota a ellos puede ocurrir en España lo mismo que ha ocurrido en Andalucía, rentabilizando el daño que el casoplón de Galapagar ha hecho a la marca morada.
De las muchas apelaciones electorales que se pueden hacer, la del voto útil es la más rastrera y vergonzante por cuanto pretende transferir a los votantes la responsabilidad por las consecuencias de los errores de los partidos. El PP ha defraudado a sus votantes incumpliendo repetidamente su programa electoral en cuestiones como las fiscales, para las que se escudaba en la herencia recibida y en la presión de Bruselas, pero también en otras como las leyes ideológicas socialistas, para las que ni siquiera se molestó en dar una excusa. Y, además de mentir, los populares permitieron que los secesionistas hicieran dos referéndums ilegales y estuvieron tibios en la aplicación de un Artículo 155 para el que tenían mayoría suficiente como para no tener que haberlo aplicado en la versión descafeinada en la que lo hicieron. Además de estar incursos en decenas de casos de corrupción.
Y el único argumento que encuentran para pedir el voto es llorar para que se les vote por compasión. Sin asumir los errores, sin pedir perdón, sin prometer que nunca jamás se va a volver a repetir algo así. ¡Vótame que viene el lobo!, dijo el lobo sin intentar siquiera disfrazarse de abuelita. La apelación al voto útil va contra el sentido común. Si un partido defrauda a sus votantes, pero éstos vuelven a votarlo, aunque sea con la nariz tapada, le están transmitiendo el mensaje de que puede volver a hacerlo con total impunidad. El PP no puede traspasar a sus antiguos votantes las consecuencias de sus errores, debe actuar con responsabilidad y promover coaliciones electorales en todas aquellas provincias y comunidades pequeñas donde no quiere que la izquierda se beneficie de su mala gestión. ¡Y, sobre todo, dejar de llorar!
Publicado el 12/03/2019 en Okdiario

#8M2019 Huelga Comunista


El año pasado la delegación del gobierno anunció que 170.000 personas se manifestaron en Madrid el 8 de marzo, mientras que las organizadoras elevaron esa cifra a 500.000 y los sindicatos dijeron que la huelga había sido secundada por casi 6 millones de trabajadores. Cuesta creer que en España haya tantos comunistas. La otra posibilidad es que la mayoría de las mujeres que secundaron los paros y acudieron a esas manifestaciones no tuvieran ni la más remota idea de que, en realidad, no se trataba de una huelga feminista, como dicen, sino  de una huelga comunista. Y eso que no lo ocultan.
El manifiesto de convocatoria empieza diciendo que toman “la calle con el propósito de subvertir el orden del mundo y el discurso heteropatriarcal, racista y neoliberal“. Un documento en el que, además, explican las razones –sus razones– para ponerse en huelga. Se manifiestan “contra una derecha que nos ha situado a mujeres y migrantes como objetivo prioritario de su ofensiva ultraliberal y patriarcal“, así como “contra los tratados de libre comercio”.  También para protestar “contra las leyes mordaza”, “las leyes de extranjería y los muros”. Y para que la “educación sea pública, laica y con currículos feministas y anticoloniales.” De modo que, ante este argumentario, no tiene mucho sentido que usted se sume a ella si no es una radical de extrema izquierda. 
Hubo un tiempo en el que existió un movimiento feminista que luchó por conseguir la igualdad entre hombres y mujeres. Años en los que liberales como Clara Campoamor tuvieron que enfrentarse a socialistas como Victoria Kent o Margarita Nelken que no querían dejar votar a las mujeres. Las madres y las abuelas de las crías que hoy se tiñen el pelo de morado tuvieron que hacer grandes esfuerzos y sacrificios para que ellas se lo encontraran ya todo hecho. Por eso el ultra feminismo radical ha tenido que inventarse nuevas afrentas que justifiquen su existencia. Así, por ejemplo, se ponen en huelga “porque la justicia es patriarcal y pone en duda nuestra palabra. Porque no nos creen, porque cuando denunciamos que hemos sido agredidas se cuestiona nuestro testimonio”. O también “porque nos imponen cuerpos imposibles y un canon estético occidentalizado con el que no nos identificamos: un cuerpo ni demasiado gordo ni demasiado delgado, blanco pero algo tostado, moreno pero no negro, exótico pero no extranjero, que parezca libre pero no en exceso, que sea atlético y funcional para el sistema, que sea femenino, pero sin pasarse. Un cuerpo que anula nuestra diversidad de formas de ser y estar en el mundo y que nos genera mucho sufrimiento. Porque ese modelo responde a los intereses del modelo capitalista y patriarcal” Sus razones se comentan solas.
Extrema izquierda, ultra feminismo radical y anticapitalismo furibundo que apenas tiene respuesta por parte de las mujeres a las que estos movimientos comunistas no representan, por miedo a ser llamadas fascistas si osan enfrentarse a su rabioso discurso de odio. El feminista es otro más de los colectivos que forman parte del marxismo cultural que intenta destruir las bases de la cultura occidental, como el animalista, el LGTBI, el ecologista, el multiculturalista, etc. Una vez superada la lucha de clases, el marxismo sigue pretendiendo dividir a la sociedad en grupos enfrentados que luchen entre ellos para seguir justificando la existencia de líderes como Pablo e Irene. Pero entre los intereses de las españolas no está que Iglesias y Montero vivan en un casoplón con jacuzzi y jardinero. Lo que de verdad nos interesa a la mayoría es que se nos ayude en nuestros problemas reales que son los de nuestras familias. Pero no perdáis el tiempo buscando propuestas que ayuden a las familias en el manifiesto de esta huelga, porque no las hay. No es una huelga que intente beneficiar a las mujeres, es una huelga comunista.
Publicado el 05/03/2019 en Okdiario