Pedro y el lobo Pablo

 


Cuenta una leyenda atribuida a Esopo que Pedro era un pastor tan mentiroso que cuando una vez quiso decir la verdad, nadie lo creyó y el lobo se comió sus ovejas. Nada dijo el fabulista griego de que, en realidad, el lobo se llamaba Pablo, pero con el tiempo hemos acabado descubriendo que tan mentiroso era el pastor Pedro como el lobo Pablo. Pedro y Pablo mienten hasta dormidos, le mienten hasta a su médico y le mentirían a su confesor, si es que creyeran en algo que no fuera en ellos mismos. Y lo peor es que, si algún día lo tuvieron, ambos han perdido completamente el miedo a ser descubiertos mintiendo, porque han comprobado en las urnas que a sus electores les resulta indiferente su falta de honestidad, así que se han venido arriba y cada vez se atreven con bulos más descarados a los que piensan que pueden sacar algún rédito electoral.

A la desvergüenza de Pedro y Pablo contribuyen bastante unos medios de comunicación desmesuradamente desvergonzados que, sin la menor ética periodística, empezaron por ocultar sus embustes pensando que, si no se habla de ellos, los pecados se absuelven. Y viendo que el método les ha funcionado bastante bien, han dado un paso más allá y ahora atacan como fieras rabiosas a cualquiera que dude de que, de la boca de unos mentirosos empedernidos como ellos, pueda salir alguna verdad. Y a los embusteros congénitos han acabado por atribuirles algo parecido a la infalibilidad pontificia por la que la iglesia católica considera que el Papa nunca comete un error cuando pronuncia una declaración ex cathedra y así, cada vez que los sumos pontífices de la izquierda española comunican una mentira del tamaño de la catedral de Burgos, es dogma de fe progre proclamar que se trata de una verdad revelada.

Al Pedro Sánchez de la tesis doctoral fake, le quitaba el sueño imaginarse a Pablo Iglesias en el Gobierno y prometió en repetidas ocasiones que no pactaría con Podemos, ni con los independentistas, ni con los proetarras. “Con Bildu no vamos a pactar, si quiere se lo repito cinco veces”, prometía poco antes de estampar la firma de Adriana Lastra en un documento encabezado con los logos del PSOE, Podemos y Bildu. Pablo Iglesias acusó falsamente al abogado José Manuel Calvente de acoso sexual; dijo ante el juez que había retenido durante meses la tarjeta de su “asistente” Dina Bousselham, para “protegerla y no someterla a más presión”; prometió que siempre viviría en su pisito de Vallecas y que su sueldo en ningún caso superaría en tres veces el salario mínimo interprofesional. Por no hablar de las mentiras del Gobierno sobre el uso de las mascarillas, sobre el número de muertos por coronavirus y sobre que Europa prohibía que se bajara el IVA a las mascarillas, por ejemplo.

Y ahora resulta que somos nazis por dudar de que siete pedazos de proyectiles del calibre 7.62 hayan podido cruzar todos los controles para llegar a los despachos de Pablo Iglesias, Grande-Marlaska y la directora de la Guardia Civil. Los proyectiles tuvieron que atravesar un escáner de Correos, organismo dirigido por un íntimo colaborador de Pedro Sánchez, sin que el vigilante de seguridad viera la alerta visual y sin que la alarma sonora de que dispone el dispositivo emitiera ningún sonido. Nadie explica por qué se le estampó repetidamente un sello con el texto «a su procedencia», que significa que debe ser devuelto a su remitente. Pero hay más, porque los organismos a los que las cartas iban dirigidas disponen también de sus propios sistemas de seguridad. Tenemos que tragarnos que estas cartas amenazantes superaron hasta cinco controles para llegar a su destino. Y todo esto hay que creérselo porque lo dicen el pastor Pedro y el lobo Pablo, que nunca jamás nos han mentido antes para satisfacer sus ambiciones personales y sus ansias de poder. Todo parece falso o manipulado, pero será que somos nazis, porque estas amenazas son otro dogma de fe para la vergonzosa izquierda española.

Publicado el 27/04/2021 en Okdiario

Derrotar a la izquierda en Madrid

 


El socialista Joaquín Leguina fue el primer presidente de la Comunidad de Madrid y cualquiera que lo escuche hablar hoy sabe que muy de izquierdas, tampoco es que sea. Mantuvo su cargo desde 1983 hasta 1995, gracias a que un CDS en descomposición se abstenía para permitírselo. Pero desde entonces hasta hoy han pasado 26 años en los que la izquierda no ha conseguido gobernar Madrid. Como casi nunca lo consigue en las comunidades autónomas que tienen la renta per cápita más alta, como son el País Vasco, Navarra y Cataluña. Por el contrario, el socialismo se hace fuerte en las comunidades más pobres, como son Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha. Ambos extremos representan a la perfección la España de las dos velocidades, el norte, rico y el sur, pobre.

Las regiones con unas economías más diversificadas e industrializadas y con servicios de alto valor añadido, generan más empleo y con mejores salarios que aquellas dependientes del sector agrario o el turismo, con empresas pequeñas y poco competitivas. Las primeras demandan impuestos bajos, menor injerencia del sector público y libertad para emprender. Y las segundas subsidios y subvenciones. En un modelo que se retroalimenta, las políticas liberales generan bienestar y riqueza y esto hace que una población emprendedora reclame gobiernos de derechas, mientras que las políticas de izquierdas crean pobreza y desempleo y provocan que los votantes a su vez voten a los partidos de izquierdas que aseguran una mayor intervención estatal. Y así los ricos cada vez son más ricos y los pobres más pobres. Si naces en Cádiz, Badajoz o Toledo y quieres prosperar tienes que irte a Álava, Madrid o Barcelona… o aprender a votar.

Pero en tiempos de crisis todo puede cambiar y España vive en estos momentos una como no conocíamos desde la Guerra Civil con casi 6 millones de parados entre desempleados, ERTE y autónomos sin actividad. Aunque Madrid es una de las comunidades que mejor está capeando el temporal, ya que ha sido capaz de generar, desde septiembre de 2020 a marzo de 2021, un total de 102.179 empleos efectivos, multiplicando por 5,7 la creación de empleo del conjunto de España en ese periodo de tiempo. No obstante, al igual que en el resto de España, dentro de la Comunidad de Madrid también se reproduce el modelo con un sur gobernado por los socialistas, que tiene unas mayores tasas de destrucción de empleo en localidades como Fuenlabrada, Móstoles, Leganés, Getafe, Parla o Alcorcón. Y son precisamente estas localidades con mayor paro y menor riqueza, las que más necesitan que en Madrid continúen aplicándose unas políticas económicas liberales que les permitan desprenderse por siempre del socialismo que les empobrece.

La Comunidad de Madrid tiene una circunscripción única, lo que significa que todos los votos se suman y sus 136 escaños se reparten proporcionalmente en función del total de votos conseguidos por cada candidatura que haya conseguido superar el umbral del 5% de los votos, fijado en la Ley Electoral de la Comunidad de Madrid. El porcentaje de votos recibidos en Madrid se traduce casi matemáticamente en porcentaje de escaños, de forma que, superando el 5%, el concepto de voto útil no existe en Madrid o, dicho de otra manera, los únicos votos que no se traducen en escaños son los dirigidos a un partido que no supere ese 5%. Para restarle escaños a la izquierda, a los partidos de centro y derecha no les sirve quitarse votos entre ellos; la única estrategia útil para derrotar al socialismo en la Comunidad de Madrid es irse a disputarle sus votos en aquellas localidades con mayor desempleo que hasta ahora han votado socialismo, pobreza y subvención. Localidades en las que el discurso del PP nunca ha logrado calar, pero en las que los de VOX parecen ser mejor recibidos. Ayuso parece tenerlo claro. Lo que no es tan evidente es que Casado lo haya entendido.

Publicado el 20/04/2021 en Okdiario

Pablo Iglesias rabia contra la prensa libre

 


El fracasado aprendiz de dictadorzuelo chavista está desesperado, ya no sabe qué hacer para remontar la que se le viene encima. Al despertar, cada mañana, mira asustado a los pies de su cama, esperando encontrar la cabeza cortada de su caballo favorito, como último aviso de las muchas mafias a las que está obligado mediante unas promesas que cada vez ve más lejos poder cumplir. Cuando Hugo Chávez firmó de su puño y letra la orden para que se pagaran 6,7 millones de euros a la fundación liderada por Iglesias, Monedero, Errejón y Verstrynge, para «que en España puedan crear consensos de fuerzas políticas y movimientos sociales, propiciando en ese país cambios políticos aún más afines al gobierno bolivariano», la narcodictadura venezolana esperaba a cambio unos resultados que el todavía líder de Podemos ya sabe que no va a poder alcanzar.

“A los iranís les interesa que se difunda en América Latina y en España un discurso de izquierdas, porque afecta a sus adversarios”, fueron las palabras literales con las que Pablo Iglesias justificó que había aceptado trabajar para el teocrático Gobierno de Irán, a través de HispanTV. El de Galapagar se aprovechó de que los Ayatolás intentaban desestabilizar España con una financiación que, según la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional, llegó hasta los 9,3 millones de euros, pagando hasta el teléfono móvil de Pablo Iglesias. Pero el podemita no ha conseguido ofrecer la desestabilización que esperaban y el país número uno en exportación de terrorismo, que es Irán, no está acostumbrado a aceptar estos fracasos.

Desde su fundación en 2014, hasta las elecciones generales de junio de 2016, Iglesias parecía imparable. Pero pronto se vio que su éxito tuvo pocos méritos propios, más allá de su innegable capacidad para engañar a los menos informados. Los incontables casos de corrupción de PSOE y PP no fueron perdonados por unos votantes arruinados por la nefasta gestión de la crisis llevada a cabo por ambos partidos, unos mandando al paro a cuatro millones de españoles y los otros subiendo los impuestos hasta acabar de empobrecer a los afortunados que conservaban unos trabajos que no daban para llegar a fin de mes. Podemos recibió en sus primeros años el apoyo de la España indignada que acampaba en Sol y en tantas otras plazas, pero el engaño duró poco y a partir de 2016 empezaron a darse cuenta de cuál es la verdadera cara de Pablo Iglesias. El macho alfa se quedó sólo al frente del partido, abandonado por todos los que le habían ayudado a conseguir su pequeño éxito. Y fue a aislarse a su millonario casoplón de Galapagar, junto a la madre de sus hijos.

Una persona tan orgullosa y narcisista como él es incapaz de reconocer sus propios errores y frustrado, carga una y otra vez contra la prensa libre que durante estos últimos años ha ido publicando, uno tras otro, todos sus chanchullos y corruptelas, que ha dejado patente cómo se ha enriquecido personalmente, que ha contado con detalle todos los dejes repugnantemente machistas del que se pretende erigir en líder de un partido feminista, sus procesos judiciales, su sospechoso manejo de los fondos electorales, su extraña financiación y hasta su debilidad para con las “asesoras” más jovencitas y mejor retribuidas por sus “favores”. A Pablo le encantaría haber tenido éxito y poder tratar a la prensa española como lo hacen las dictaduras venezolana e iraní, a las que tanto debe. Pero sabe que ha fracasado y sólo le queda el recurso de la pataleta. Sus amenazas jamás nos han amedrentado, pero hoy, cautivo y desarmado, sólo nos provocan una media sonrisa displicente.

Publicado el 13/04/2021 en Okdiario

Indigno-Marlasca


 

Fernando Grande Marlasca, sin ninguna dignidad, unió con un guión el apellido de su padre, el policía municipal Avelino Grande, al de su madre, Ángela Marlasca Gómez y lo hizo parecer vasco cambiando la c por la k, de ‘kale borroka’. Y así se inventó ese Fernando Grande-Marlaska Gómez que leemos en el BOE. El bilbaíno hizo toda su carrera judicial empujado hacia arriba por el Partido Popular que lo designó para vocal del Consejo General del Poder Judicial, después de que Marlaska archivara en cuatro meses el accidente del Yak-42 en Turquía, eximiendo de toda responsabilidad al Ministerio de Defensa de Federico Trillo. El caso fue posteriormente reabierto por la Audiencia Nacional y tras 6 años de investigación y proceso judicial resultaron condenados penalmente tres mandos militares y civilmente la aerolínea, la contratista y la aseguradora. Hasta en tres ocasiones se acercó Marlaska a Mariano Rajoy, a través de su hermana Mercedes, de la que era amiga personal, para intentar que lo hiciera defensor del pueblo, fiscal general e incluso ministro.

Pero Mariano debió darse cuenta ya entonces de que no reunía méritos para esos cargos, o sea, de que era indigno de ellos. Tras fracasar en sus intentos y sólo cuatro años después de que el PP lo hubiera aupado al CGPJ, sin decoro ni dignidad, Marlaska se arrimó al Pedro Sánchez que acababa de ganar la moción de censura a Rajoy y consiguió que este hiciera cumplir su sueño de ser ministro. Se unió así a un Consejo de Ministros del que formaba parte, como ministra de Justicia, la fiscal Dolores Delgado, ésa que fue grabada por el ex comisario Villarejo en una comida con el condenado ex juez Garzón, diciendo aquello de que «Marlaska es maricón», lo cual no supuso ningún problema para la dignidad de Marlaska, con tal de continuar aferrado a su cartera ministerial.

Tampoco tiene pegas Marlaska para gobernar gracias a los votos de Bildu, los herederos de ETA, los asesinos de la banda terrorista contra los que tanto luchó antes de entrar en política, llegando incluso a ordenar la entrada en prisión de Otegi, acusándolo de inducir 108 actos de kale borroka, con k de Marlaska. El ministro bilbaíno lleva ya acercados a las cárceles del País Vasco a los asesinos de 258 víctimas de ETA en 183 atentados, incluido el sanguinario Txapote, asesino de, entre otros, Miguel Ángel Blanco, Gregorio Ordóñez y Fernando Buesa. La oposición denuncia un pacto oculto entre el Gobierno y los proetarras para acercar a cinco presos de ETA cada semana, a cambio de permitir la investidura y dar apoyos claves en la legislatura, como el de los presupuestos. Mientras, el Gobierno Vasco se prepara para recibir la transferencia de las prisiones diseñando un modelo penitenciario al que llama “justicia restaurativa” e implica “diálogo con el condenado y su resocialización”.

Cuando era juez de la Audiencia Nacional, Marlaska ordenó a la Policía y a la Guardia Civil que «nunca» informaran a sus superiores de que les había ordenado investigar el chivatazo del caso Faisán. Lo mismo que hizo la juez Carmen Rodríguez Medel cuando investigó la responsabilidad de Fernando Simón y del delegado del Gobierno, al permitir las manifestaciones del 8M y advirtió al coronel Pérez de los Cobos de que debía «guardar rigurosa reserva» sobre las investigaciones, llegando incluso a advertirle de las responsabilidades penales en que incurriría si no actuaba como le ordenaba. Y a pesar de que cuando actuaba como juez Marlaska había ordenado la misma confidencialidad que la juez Rodríguez Medel le ordenó al coronel Pérez de los Cobos, el ministro indigno ordenó su cese por negarse a informarle de los progresos de dicha investigación. Después de que la Audiencia Nacional haya anulado la destitución del coronel de la Guardia Civil, todos sabemos que Marlaska prevaricó al cesar a Pérez de los Cobos a sabiendas de que era una decisión injusta e ilegal. No va a dimitir, no lo van a cesar, ni él ni quien lo nombró van a admitir ninguna responsabilidad; pero el apellido de su madre, Marlasca quedará para siempre unido al calificativo Indigno, por un guion más fuerte que aquel con el que lo juntó al de su padre: Pequeño-Indigno-Marlaska, será ya por siempre su nombre.

Publicado el 06/04/2021 en Okdiario