Ayuso y su novio, el chivo expiatorio


 

Dice el profesor Carlos Rodríguez Braun, catedrático de Historia del pensamiento económico por la Universidad Complutense de Madrid, que no está orgulloso de su obra, pero sí de una frase célebre: «El mejor amigo del hombre no es el perro sino el chivo expiatorio». La RAE define chivo expiatorio como «macho cabrío que el sumo sacerdote sacrificaba por los pecados de los israelitas», y en su Diccionario panhispánico del español jurídico aclara que se usa para señalar a aquella «persona sobre la que se hacen recaer culpas ajenas para eximir a los verdaderos culpables».

El mismo día que el Congreso de los Diputados aprobaba una Ley de Amnistía con la que Pedro Sánchez paga su investidura al golpista prófugo, Puigdemont; al mismo tiempo que el caso de las mascarillas fake del PSOE salpica a la presidenta del Congreso y a cada vez más ministros socialistas; mientras el Partido Popular denuncia a Sánchez porque empresas vinculadas a esta misma trama de las mascarillas habrían beneficiado a su mujer; y el PSOE renuncia a intentar aprobar los Presupuestos Generales del Estado; a la vez que todos estos escándalos que salpican a Pedro Sánchez deberían ocupar todas las portadas, la ministra socialista de Hacienda, María Jesús Montero y el socialista fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, se ponían de acuerdo para, presuntamente, filtrar a la prensa datos confidenciales que afectan a un procedimiento judicial por un supuesto fraude fiscal relativo a la pareja sentimental de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid.

La culpa de la Ley de Amnistía se cubre con la sangre del chivo expiatorio, lo mismo que el pecado por enriquecerse estafando con mascarillas falsas cuando las funerarias no daban abasto por el covid, o el escándalo de que la mujer del presidente se haya lucrado de esa misma trama. Todos los pecados de Pedro Sánchez son cubiertos por el flujo sanguíneo derramado por el macho cabrío sobre el altar sagrado de unos medios de comunicación vendidos al sanchismo.

En realidad, no es necesario ningún mérito especial; cualquiera sirve para convertirse en chivo expiatorio. Pero si la izquierda tiene la fortuna de que la víctima propiciatoria esté relacionada de alguna manera con la presidenta de la Comunidad de Madrid, su satisfacción es doble. Puede ser el hermano de Ayuso, su pareja actual, su difunto padre, su ex novio, un compañero del jardín de infancia o incluso el primo segundo de algún vecino. Da igual, el odio que siente la izquierda española hacia Isabel Díaz Ayuso es tan enfermizo que dedicarán horas de tertulias televisivas y portadas sin fin para relacionarla a ella con cualquier escándalo con el que piensen que van a conseguir ensuciar su imagen.

Ayuso es la bestia negra que enterró políticamente a Pablo Iglesias, quien se vio forzado a abandonar la política tras competir contra ella en las elecciones a la Asamblea de Madrid de 2021, de las que la del PP salió vencedora, el fundador de Podemos quedó en un ridículo quinto lugar y en las que el PSOE obtuvo los peores resultados de su historia, perdiendo hasta el liderazgo de la oposición. La presidenta de la Comunidad de Madrid revalidó su cargo por mayoría absoluta en las elecciones de mayo del año pasado dejando a la formación morada fuera de la Asamblea y al PSOE en la UCI.

Pero además de humillarles electoralmente, Isabel Díaz Ayuso se ha convertido en el látigo que nunca para de fustigar la corrupción y los desmanes de la izquierda española. Sus declaraciones escuecen como el alcohol sobre las heridas mal curadas. Ayuso acusa públicamente a la izquierda de ser los mejores clientes de la prostitución y los camellos de la droga con casos como el del socialista Tito Berni, y convierte su frase de «me gusta la fruta» en un eslogan contra el sanchismo.

Por eso todo le vale a la izquierda para conseguir que el chivo expiatorio que tape con su sangre todos los pecados del sanchismo esté relacionado de cualquier forma con Ayuso; sin darse cuenta de que, cuanto más juego sucio utilizan contra ella, más se crece la presidenta de la Comunidad de Madrid. Los demás no debemos caer en la trampa y recordar noche y día que Pedro Sánchez va a amnistiar a golpistas, terroristas, traidores y corruptos a cambio de que le mantengan en La Moncloa, liderando un partido cada vez más manchado por la trama de las mascarillas falsas.


Publicado el 19/03/2024 en Okdiario

No hay comentarios:

Publicar un comentario