Los oscuros negocios de la mujer de Sánchez


 

Cuando se le pregunta por Begoña Gómez, la esposa de Pedro Sánchez, dice Esther Peña, que es la hasta ahora desconocida portavoz de la Ejecutiva Federal del PSOE, que «es una cuestión de mala baba porque no aparece ni siquiera mencionada en el sumario» del caso Koldo, que es como llamamos a la trama de venta de mascarillas de nefasta calidad, a un precio desorbitado, por parte de una empresa vinculada al PSOE a través del que entonces era su todopoderoso secretario de organización y ministro de Transportes y cuyos clientes eran siempre organismos públicos dirigidos por el PSOE, que pagaban millonadas sabiendo que habían sido estafados, que posteriormente certificaban que el contrato había sido correcto para facilitar así nuevas estafas, y que finalmente se resistían a reclamar las cantidades defraudadas. Por todos estos motivos el caso Koldo debería realmente llamarse caso PSOE.

 

El escaso currículum de la esposa de Pedro Sánchez se divide en dos etapas claramente diferenciadas. Antes de que su marido fuera diputado, Begoña era una profesional del marketing muy ambiciosa que trabajaba en una pequeñísima empresa donde impartía formación a comerciales de telemarketing y de ‘puerta fría’ para aseguradoras, compañías eléctricas, oenegés, etc. Como no pudo completar estudios universitarios, su titulín de una escuela privada dijo que era una licenciatura y un cursillo que había hecho en el ESIC dijo que era un máster. Puro barniz, como el humo que enseñaba a vender. Pero siendo Sánchez ya diputado y pese a no ser ni siquiera licenciada, la Universidad Complutense la contrató como codirectora de un curso de Técnico en Fundrasing. Poco después de la investidura de su marido como presidente del Gobierno, fue ascendida a directora del ‘África Center’ del Instituto de Empresa, para volver más tarde a la Complutense como directora de una cátedra y de un máster.

 

Pero a todo este aparente nepotismo, que ya era conocido, se añade ahora que se ha descubierto la vinculación de Begoña Gómez con la trama Koldo a través de Javier Hidalgo y del rescate de Air Europa. La «mala baba» que el PSOE dice que no está en el sumario es que, en las mismas fechas en las que se negociaba el rescate público de Air Europa por más de 600 millones de euros, la esposa de Sánchez habría acudido por dos veces a la sede de la compañía, reuniéndose con Javier Hidalgo, consejero delegado de Globalia, empresa a la que pertenecía Air Europa, y con Víctor de Aldama, que es uno de los detenidos y que según las investigaciones actuaba como intermediario entre la aerolínea y el ministerio de Transportes de Ábalos. Además, Javier Hidalgo mantenía desde que comenzó el ascenso de Pedro Sánchez una estrechísima amistad con Begoña Gómez, hasta el punto de que se encargó de financiar el ‘África Center’ del Instituto de Empresa que tenía contratada a Begoña.

 

En octubre de 2022, con toda su cara dura, Begoña Gómez organizó en la Complutense una sesión informativa para enseñar a captar los fondos de la Unión Europea que reparte su marido, tema en el que ella presume de ser experta. Su amplia experiencia en conseguir fondos públicos puede corroborarla Javier Hidalgo, después de recibir más de 600 millones de euros para su compañía tras reunirse con ella. Con mala baba o sin ella, es imprescindible que Begoña Gómez explique para qué acudió a la sede de Air Europa en Pozuelo de Alarcón el 24 de junio y el 16 de julio de 2020, reuniéndose con Javier Hidalgo y Víctor de Aldama, en las mismas fechas en las que se estaba negociando el rescate de la compañía.


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