Casi siempre la acumulación de indicios que apuntan en una misma dirección acaban convirtiéndose en pruebas que demuestran que era la orientación correcta. Que, en nombre de Sánchez, Marlaska premiara con un jugoso traslado a la embajada de España en Venezuela al comandante de la Guardia Civil Rubén Villalba, detenido por su relación con la trama Koldo; no es más que un indicio.
Pero curiosamente apunta en la misma dirección que el trasladado al ambicionado puesto en la embajada española en Washington de Leonardo Marcos, el director general de la Guardia Civil que el mismo Koldo dice que fue quien le dio el chivatazo de que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, estaba investigando a la trama. Curiosamente, ambos altos cargos de la Guardia Civil implicados en la trama Koldo han sido premiados con fructíferos traslados a embajadas muy demandadas, alejándolos así de los medios españoles.
Como también, Pedro Sánchez ha premiado a todos los clientes que, desde distintas administraciones controladas por los socialistas, compraron mascarillas defectuosas infladas de precio a esta misma trama. Sólo Sánchez decidió que Francina Armengol ascendiera a presidenta del Congreso de los Diputados después de que perdiera las elecciones autonómicas. Nadie más que el presidente del Gobierno convirtió en ministro a Ángel Víctor Torres tras perder también sus elecciones autonómicas. Fue Sánchez quien señaló con su dedo a Salvador Illa para colocarlo en el puesto desde el que se ha convertido en presidente de la Generalidad de Cataluña. Como también mantiene en su puesto a toda costa al mismo Marlaska que, desde el Ministerio de Interior, adjudicó a la trama corrupta de las mascarillas 3,5 millones de euros de su subdirección general de Gestión Económica y Patrimonial. Todos los que ayudaron a la trama Koldo a hacer negocios han sido ascendidos y protegidos por Pedro Sánchez.
Dicen que Koldo fue un descubrimiento del secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, que acabó convertido en mano derecha de José Luis Ábalos, que era a su vez mano derecha de Sánchez. Pero la relación del presidente del Gobierno con Koldo es mucho más íntima y profunda. En una publicación de Facebook lo definía como «socialismo de raíz» y «un ejemplo para la militancia» y decía que era «uno de los gigantes de la militancia en estas tierras navarras».
Posteriormente, en las primarias de 2017, Koldo acompañaba a Sánchez montado en su Peugeot 407 y, por las noches, se quedaba custodiando los avales de militantes socialistas que le permitirían ser candidato, según cuenta el mismo Sánchez en su Manual de Resistencia. Hasta tal punto era Koldo de la confianza de Sánchez, que junto a Ábalos fueron los encargados de recibir en Barajas a la vicepresidenta del dictador Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, con sus 40 maletas.
Y nos falta hablar del cerebro de la trama, el comisionista Víctor de Aldama quien, según la UCO, pagaba comisiones ilegales a cambio de las adjudicaciones con las que salían beneficiadas sus empresas, y quien, curiosamente, acompañaba a Koldo y a Ábalos la noche que Delcy Rodríguez estuvo en Barajas con sus maletas. Resulta que el comisionista Aldama ha estado reunido con la imputada esposa de Sánchez, Begoña Gómez, al menos en siete ocasiones desde 2019, lo que le vincula de nuevo directamente con el marido de la imputada Begoña, el presidente Pedro Sánchez.
Ninguno de todos estos indicios que apuntan en el mismo sentido, demuestran irrefutablemente la implicación de Pedro Sánchez en la trama carroñera que se lucró vendiendo mascarillas defectuosas infladas de precio a las administraciones socialistas durante lo más duro de la pandemia en la que fallecieron muchas más de las 120.000 víctimas mortales reconocidas oficialmente. Pero todas estas señales hacen que nos preguntemos si quizá lo más razonable no sería que la trama Koldo empezara a llamarse trama Sánchez.
Publicado el 10/10/2024 en Okdiario
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