Sánchez permite que sus socios decapiten al Rey


 

EH Bildu decapitó ayer públicamente una figura del Rey frente a la sede del Gobierno de Navarra que preside la socialista María Chivite, gracias a los votos de los proetarras. El Código Penal español castiga con pena de prisión de hasta seis años al que amenace gravemente al Rey, a la Reina o a cualquiera de sus ascendientes o descendientes, y hasta dos años a quien los calumnie o injurie. Pero sin llegar a esos extremos, en su artículo 491.2 dice que “se impondrá la pena de multa de seis a veinticuatro meses al que utilizare la imagen del Rey… de cualquier forma que pueda dañar el prestigio de la Corona”. Además, en el artículo 510, se prevén penas de hasta cuatro años de prisión contra “quienes públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquél, por motivos … referentes a la ideología, religión o creencias… la pertenencia de sus miembros a una… nación, su origen nacional…”

Desde que hace un par de años el Tribunal Europeo de Derechos Humanos consideró que la condena a dos violentos independentistas catalanes que habían quemado públicamente una fotografía de los Reyes, había limitado su libertad de expresión, en España se permiten ya impunemente todo tipo de amenazas, hostilidades, violencias y muestras de odio contra nuestro Rey. La imagen de Felipe VI es la única que se puede decapitar, guillotinar, quemar o acribillar sin que pase nada. Y si no que se lo digan a Francisco Borja, el ex legionario y taxista de Málaga al que grabaron un vídeo disparando en una galería de tiro de Málaga, contra las fotos de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Irene Montero, Pablo Echenique y Fernando Grande-Marlaska.

En menos de 24 horas el autor de aquellos disparos fue detenido tras unas rapidísimas investigaciones llevadas a cabo a la vez por la Policía Nacional y la Guardia Civil, después de que la Abogacía del Estado anunciara inmediatamente que solicitaría a la Fiscalía que se investigaran estos hechos. «Hechos así alimentan a los sectores más ultras de la sociedad que pretenden destruir valores esenciales de nuestra democracia y de nuestra Constitución, como son la convivencia y el respeto absoluto de la pluralidad política», aseguraron desde el Ejecutivo de Sánchez e Iglesias. Claro, cuando las fotos son de ellos la democracia y la Constitución se ven amenazadas, pero cuando es la del Rey, es una forma de libertad de expresión política. Pese a que el artículo 56 de nuestra Constitución dice que “el Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia.”

Este mismo fin de semana, cuando la estatua del golpista y criminal histórico dirigente socialista, Largo Caballero, apareció con una pintada que decía «Asesino, rojos no», todo el PSOE saltó en tromba a denunciarlo. “No es un acto vandálico más, es un acto con implicación ideológica y de incitación al odio” dijo el ministro Ábalos. Pero los socialistas guardan silencio cuando la estatua atacada es la del Rey. Amenazar al Rey, demostrar el odio que les corroe contra su imagen, es tanto como hacerlo contra la bandera de España, nuestro escudo o nuestro himno, ese contra el que también permiten que los pitidos queden impunes. Todos ellos son los “Símbolos de Estado” que representan la soberanía de la Nación y el conjunto de los poderes constitucionales del Estado emanados del pueblo español. Ofendiendo a nuestros símbolos nos atacan a todos y cada uno de los españoles, sea cual sea nuestra ideología. Y todos los que lo hacen son hoy socios del Gobierno de España. Decapitan, guillotinan, disparan y queman la imagen del Rey los proetarras de Bildu, los golpistas lazis y los comunistas chavistas, sin los que Pedro Sánchez no podría gobernar. Todos ellos saben que pueden manejar al presidente del Gobierno de España como a una marioneta, tan sólo con mantenerlo a bordo del Falcon.

Publicado el 13/10/2020 en Okdiario

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