Sánchez ha cumplido su compromiso de traer a España a Puigdemont. En el debate electoral televisado del 4 de noviembre de 2019, Pedro Sánchez afirmó públicamente: «A ustedes, señor Casado, se les fugó Puigdemont, y yo me comprometo, hoy y aquí, a traerlo de vuelta a España», y ha cumplido ese compromiso al estilo que nuestro vergonzante presidente del Gobierno suele cumplir su palabra, porque a continuación añadió «y que rinda cuentas ante la justicia española», que es la parte sobre la que, ahora… ha cambiado de opinión. Guiño, guiño, carcajada, tú ya me entiendes.
La Tocata y Fuga de Puigdemont ha sido la obra cumbre de Sánchez, nuestro particular maestro del barroco que ha demostrado sobradamente que siempre es capaz de sorprendernos con floridas actuaciones geniales que le permiten aferrarse al poder. Un ejemplo sublime de su Manual de Resistencia. Sánchez ha sido capaz de organizarlo todo para que el fugado pudiera salirse con la suya. Le han dejado entrar en España, acercarse al Parlamento de Cataluña justo en el momento en que iba a comenzar la sesión de investidura del socialista Salvador Illa; le han permitido subirse a un estrado rodeado de decenas de frikis independentistas para dar un discurso cargado de soflamas golpistas y, finalmente, le han consentido que volviera a desaparecer para que así Salvador Illa pudiera ser investido sin más demora.
«Nadie ha de ser detenido por los hechos que los representantes de los ciudadanos han decidido amnistiar», dijo Illa en su discurso de investidura, instantes después de la Tocata y Fuga de Puigdemont, demostrando que todo ha sucedido de la forma que más beneficia a Pedro Sánchez y a todos sus socios de gobierno, tanto en Cataluña como en el Congreso de los Diputados. ¡Qué alegría para Illa! El presidente del Parlamento, Josep Rull, había amenazado con suspender su sesión de investidura en el caso de que Puigdemont fuera detenido y, como no ha sido así, podrá convertirse en presidente de la Generalidad. ¡Qué jolgorio para ERC! Para los de Marta Rovira y Oriol Junqueras el teatrillo del de Junts les permite seguir adelante con sus planes sin mayor contratiempo.
¡Qué felicidad para Puigdemont!, a quien se ha permitido ciscarse otra vez en las instituciones judiciales españolas, cumpliendo su promesa de regresar para la investidura a coste cero. Y, sobre todo, ¡qué satisfacción para Pedro Sánchez!, quien, desde sus largas y merecidas vacaciones de hombre enamorado, contempla con satisfacción cómo los planes le salen a pedir de boca. Todos contentos y felices como perdices. Bueno, todos, todos, no. Los 18.000 mozos de escuadra deberían estar abochornados del papelón que les ha tocado en esta función, lo mismo que los más de 3.500 miembros del CNI, dependientes de la ministra de Defensa, Margarita Robles, así como los 75.000 efectivos de la Policía Nacional de Marlaska, responsables de las permisivas fronteras que ha cruzado Puigdemont. Para todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado hoy ha sido un día de humillación y oprobio.
A la hora de cerrar este artículo nadie sabe si el prófugo ha salido ya de España o piensa entrar a votar en el Parlament. Hace ya siete años que, en este mismo sitio describí a Puigdemont El Cobardón, antes incluso de que saliera huyendo escondido en el maletero de un coche. Ya entonces os decía que «era una utopía esperar un gesto de dignidad por parte de este impresentable», y que «Puigemont, con esos pelos, no está para heroicidades de ningún tipo». Puigdemont ha demostrado sobradamente que es el más cobarde de todos los golpistas catalanes y esa es la prueba del nueve que demuestra que todo lo que ha ocurrido hoy en Barcelona lo tenía atado y bien atado. ¿Y quién es la única persona de España que podía asegurarle a Puigdemont que ni los Mozos de Escuadra, ni el ministerio de Defensa, ni el de Interior, lo iban a llevar hoy directo a chirona? El genial compositor barroco de la Tocata y Fuga de Puigdemont: Pedro Sánchez Pérez-Castejón.
Publicado el 08/08/2024 en Okdiario
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