Es muy indecente gobernar así


 

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, fue la gran derrotada ayer, ya que su decreto para reformar el subsidio del paro fue el único que no consiguió salir adelante por el voto en contra de los cinco diputados de Podemos, que escenificó así su venganza contra la líder de Sumar. «Es muy difícil gobernar así», se quejaba resignada Yolanda Díaz ante las cámaras de televisión cuando le preguntaban por esas negociaciones contrarreloj en las que su Gobierno se enfrentaba a la negativa tanto de sus antiguos socios comunistas, como de la ultraderecha secesionista catalana.

La representante de Puigdemont en el Congreso ya se lo había dejado clarísimo. «La estabilidad de la legislatura depende del cumplimiento de los acuerdos», le recordó Miriam Nogueras al Gobierno; y por si tenían la menor duda, les insistió en que «nuestros votos están al servicio de los ciudadanos de Cataluña y de nuestro país, no al suyo ni al del reino», para que todo el mundo tenga claro quién manda en España. Los siete diputados de Junts representan el voto de 392.634 catalanes que suponen el 1,6% de los de toda España y apenas el 11% de los de Cataluña, donde sólo consiguieron ser cuartos en las elecciones generales de julio. Pero el prófugo Puigdemont sabe cobrarse bien caro su apoyo a Sánchez.

Estas son las condiciones en las que el presidente del Gobierno aceptó ser investido. A partir de ahora todo lo que pretenda aprobar deberá tener una contraprestación en la que siempre tendrán que ganar algo estos enemigos «del reino», como dice boquita de piñón Nogueras.

Pedro Sánchez va a depender durante todo lo que dure la legislatura de Junts y sus enemigos de ERC, al mismo tiempo que será esclavo del PNV y sus rivales de Bildu y a la vez que será dependiente de Sumar y sus adversarios de Podemos. Todos enemigos de España y a su vez compitiendo entre ellos en las próximas elecciones europeas, además de en Galicia, en el País Vasco y en Cataluña. Y todos con cuentas pendientes con las que vengarse unos de otros. ¿Qué puede salir mal?

Puigdemont consiguió mucho ayer de Sánchez. Hoy toda la prensa detalla el «blindaje» de la amnistía, las competencias en inmigración, la publicación de la balanza fiscal, la bonificación al trasporte público, forzar a volver a las empresas que se marcharon de Cataluña y el reconocimiento de unos supuestos «derechos históricos» de Cataluña en materia de régimen local; como las prebendas que arrancó el fugado, pero hay mucho más.

Puigdemont levantó ayer su cabeza por encima de la de todos sus rivales, demostrando al resto de socios de Sánchez cómo le deben tratar. A partir de ayer, los votantes del PNV y, sobre todo, de ERC, mirarán con otra cara a los líderes de unos partidos que forzosamente tendrán que seguir la escuela del de Waterloo, si no quieren que se les vea como los peleles de Sánchez.

Y todo esto ha sido solamente a cambio de los tres primeros decretos leyes que ha intentado convalidar el Gobierno. Una pequeña escaramuza comparado con todo lo que está por venir. No hace falta mucha imaginación para hacerse una idea de lo que tendrá que sudar Sánchez cuando pretenda sacar adelante unos Presupuestos Generales del Estado en los que ya no sólo tendrá que ceder ante Junts, sino que todos sus socios competirán entre ellos por ser los que más lo humillen.

No es que gobernar así sea muy difícil, no; gobernar así es vergonzoso, escandaloso, ignominioso y bochornoso. Es indigno ceder todo lo que te exige un enemigo declarado de la nación a la que representas. Es inmoral pagar cualquier precio a cambio de aferrarte al poder. Es despreciable carecer de límites que nadie pueda sobrepasar. Gobernar como Sánchez no es difícil, es indecente.


Publicado el 11/01/2024 en Okdiario

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