8 mentiras en 30 segundos


 

A estas alturas nadie puede negar que la palabra de Pedro Sánchez vale menos que el cenicero de una moto, ni que a los votantes del PSOE les da lo mismo que éste les mienta, con tal de que no gobierne el centro derecha. Se da, además, la circunstancia de que ambos fenómenos se están retroalimentando de manera que, cuanto más miente el presidente del Gobierno, menos le importa a sus votantes y a su vez esto provoca que siga creciendo el desprecio hacia la verdad del líder del PSOE.

En su intervención del miércoles en el Foro Económico Mundial de Davos, justo después de que el presidente de Argentina, Javier Milei, dijera que «Occidente está en peligro porque aquellos que supuestamente deben defender sus valores están cooptados por una visión del mundo que inexorablemente conduce al socialismo y, en consecuencia, a la pobreza».

Tal y como les hemos contado en OKDIARIO, Pedro Sánchez fue capaz de soltar 8 mentiras en 30 segundos, acerca de los magníficos resultados económicos que se pueden atribuir a su gestión. Mentiras que son todas indiscutibles e inapelables, al tratarse de datos falsos o manipulados, algunos tan descarados como afirmar que, gracias a él, en España se han creado «nuevos puestos de trabajo en sectores de alto valor añadido, como la industria tecnológica», cuando los datos demuestran que sólo han crecido los funcionarios y los camareros.

Si se me permite la vulgaridad, Sánchez dice lo mismo que Carmelo, el borracho que sale en la película de culto Amanece que no es poco, escrita y dirigida por el difunto y muy de izquierdas, José Luís Cuerda: «Pues yo creo… que me voy a sacar la chorra». Y así, con la chorra fuera, se pasea por los estrados de todos los salones de actos donde le invitan a hablar, por los platós de televisión, estudios de radio y hasta en el Congreso de los Diputados presume sin rubor de ese atributo que le permite obtener beneficios personales faltando a la verdad cada vez que habla.

Esta misma semana, sir ir más lejos, Pedro Sánchez ha concedido una entrevista a El País y otra a Radio Nacional de España y en ambas ha repetido varias veces que «la única verdad es la realidad», frase que él atribuye al filósofo griego Aristóteles, aunque en realidad es una tautología popularizada por el general argentino, Juan Domingo Perón. A Sánchez no le interesa entrar en la disquisición entre el idealismo de Platón contra el empirismo de su discípulo más avanzado. El presidente del Gobierno lo que quiere decir es que, como ya ha afirmado otras veces, conviene hacer de la necesidad, virtud. O, dicho de otra manera, que dato mata relato, que el fin justifica los medios, o que no hay más cera que la que arde.

La realidad indiscutible es que el PP ganó las últimas elecciones generales, pero Feijóo no fue capaz de conseguir los 4 votos que le faltaron para sacar adelante su sesión de investidura, porque sólo le apoyó el PP, Vox, UPN y Coalición Canaria, mientras que tuvo en contra a todos los diputados del PSOE, Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV y el BNG, a los que se unió el diputado de Coalición Canaria para investir a Pedro Sánchez unos meses más tarde. Esta realidad Sánchez la convierte en la única verdad absoluta que lo justifica todo y que le permite a él hacer lo contrario a lo que ha prometido una y otra vez.

La verdad es que Sánchez se presentó a las elecciones prometiendo que jamás cedería ante los independentistas, porque la amnistía que ellos exigían no cabe dentro de nuestra Constitución, como por otro lado han confirmado los letrados del Congreso, los magistrados del CGPJ, jueces, fiscales, catedráticos y todos los expertos juristas que conservan su dignidad. También es verdad que, si no hubiera prometido la amnistía, Sánchez no habría salido investido. Así que Pedro Sánchez se saca la chorra, suelta esa idiotez de que «la única verdad es la realidad», dice a sus votantes que él va a construir un muro contra la derecha, y presenta un inconstitucional proyecto de Ley de Amnistía que le permitirá mantener el poder. Mucho más propio de Maquiavelo que de Aristóteles. La única realidad es que a Sánchez le importa un comino la verdad.


Publicado el 19/01/2024 en Okdiario

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