«Yo no tengo que salir corriendo a una institución para aforarme, sino que prefiero previamente que quede cerrado y archivado este tema, porque de cualquier otra forma se podría entender que voy a aforarme para que sea el Tribunal Superior de Justicia quien tenga que asumir esta causa». Estas son las palabras textuales pronunciadas ante los medios de comunicación por Miguel Ángel Gallardo, presidente de la Diputación de Badajoz y secretario general del PSOE extremeño, acusado de haber cometido los delitos de prevaricación y tráfico de influencias, en el caso en el que se investiga la contratación irregular de David Sánchez, el hermanísimo del presidente del Gobierno y todopoderoso jefe supremo de Miguel Ángel Gallardo.
«Yo no tengo que salir corriendo para aforarme…» que es
precisamente lo que ha hecho el presidente de la Diputación socialista de
Badajoz, justo en el momento en el que la jueza que lo investiga ha emitido el
auto de procesamiento contra él. Procesamiento al que, como no podía ser de
otra manera, se ha opuesto la Fiscalía, de la que el mismo Pedro Sánchez
presumió en televisión que depende de su persona y la maneja a su antojo, como el
fiscal general del Estado demuestra cada día. Mientras que, por su parte, las
acusaciones populares representadas por Manos Limpias, PP, Vox, Hazte Oír,
Abogados Cristianos, Liberum y Iustitia Europa, han pedido tres años de prisión
para Miguel Ángel Gallardo por la «colocación a dedo cuidadosamente orquestada»
en un puesto muy bien remunerado, creado específicamente para el hermano de
Pedro Sánchez, en una plaza que nunca volvió a ocuparse cuando la abandonó él.
«Prefiero previamente que quede cerrado y archivado este
tema…» hasta que, de repente, le han entrado prisas a Miguel Ángel Gallardo para
entrar en la Asamblea de Extremadura y conseguir así escapar de las manos de la
jueza que lo investiga, apenas unos días antes de que ésta acuerde la apertura
de juicio oral contra él, una vez que se resuelvan los recursos presentados por
la fiscalía de Pedro Sánchez, así como los de las defensas de su hermano David,
del socialista presidente de la Diputación y del resto de imputados.
La precipitación del socialista ha sido tal, que para
conseguir su aforamiento se ha visto obligada a renunciar a su acta una diputada
del PSOE y otros cuatro socialistas más que iban en las listas por delante de Miguel
Ángel Gallardo, han tenido que anunciar que no van a ejercer su derecho a
ocupar este puesto. A nadie sorprende que la diputada regional que ha
renunciado a su acta haya sido precisamente María de la Cruz Rodríguez Vegazo,
quien fuera jefa de prensa de Gallardo cuando éste fue alcalde de su pueblo, Villanueva
de la Serena. Como tampoco ha sido ninguna sorpresa que tres de los cuatro
socialistas que iban delante de él en las listas y se han apartado para dejarle
sitio a él, sean empleados de la Diputación que Gallardo preside hasta ahora. Todo
corriendo porque sólo si Gallardo consigue hacerse con su acta de la Asamblea
antes de que se resuelvan los recursos y se inicie el juicio oral, el caso
pasaría al Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, escapando de las manos
de la Audiencia Provincial de Badajoz.
«De cualquier otra forma se podría entender que voy a
aforarme para que sea el Tribunal Superior de Justicia quien tenga que asumir
esta causa…», nadie lo ha expresado mejor que el propio Gallardo, que ahora
dice que todos «tienen derecho a cambiar de opinión». Cambiar de opinión es la
forma como los socialistas llaman a mentir descaradamente, desde que Pedro
Sánchez es presidente. Miguel Ángel Gallardo se
ha convertido en la imagen que mejor representa la desvergüenza socialista,
la falta de pudor más absoluta y el mayor desprecio a unos votantes a los
que el PSOE trata como si el partido fuera propietario de sus votos y
supieran que ni siquiera necesitan fingir una decencia que a sus votantes les
resulta indiferente.
Publicado el 20/05/2025 en OKDIARIO
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