Las puertas giratorias de Sánchez e Iglesias


 

En España hemos importado el término puerta giratoria del concepto que los ingleses denominan ‘revolving door’ y se refiere al fichaje en una empresa privada de alguien que ha ocupado un alto cargo público. Este trasvase de personal entre órganos legislativos y reguladores y grandes empresas afectadas por sus decisiones políticas, produce un evidente conflicto de intereses, haciendo dudar de si las decisiones que el político tomó desde su cargo público no fueron encaminadas a beneficiar a la gran empresa que con posterioridad le paga generosamente por sus servicios, e incluso si el fichaje no se produce para que el político continúe usando sus contactos e influencias en provecho de su nuevo patrón. Existen pues dos condiciones imprescindibles para que podamos hablar de una puerta giratoria. O bien el político debe haber ocupado cargos de responsabilidad en el mismo sector de la gran empresa, o bien debe conservar su capacidad para influir en decisiones que le beneficien.

Cuando el pasado sábado OKDIARIO publicó la exclusiva de que el socialista Antonio Miguel Carmona se convertirá en los próximos días en vicepresidente de Iberdrola, todo el mundo comenzó a hablar de puertas giratorias, lo cual es completamente lógico teniendo en cuenta las declaraciones que el propio Carmona había hecho en este mismo sentido denominando puertas giratorias al fichaje de Esperanza Aguirre como consejera de una empresa de recursos humanos especializada en la selección de directivos, o aquellas otras en las que afirmaba que “hay personas que tienen valor y personas que tienen precio; yo no tengo precio”. Pero en realidad no se puede decir que el fichaje de Carmona por Iberdrola sea una puerta giratoria, porque no se dan ninguna de sus dos características esenciales. El socialista sólo ha sido concejal del ayuntamiento y diputado de la Asamblea de Madrid y se encuentra enfrentado con Pedro Sánchez y su Ejecutiva del PSOE, con lo que Carmona ni ha ocupado ningún puesto desde el que haya podido beneficiar a Iberdrola, ni cuenta con influencia en el Gobierno.

Sólo hay que comprobar cómo ha saltado la portavoz del Comité Organizador del 40º Congreso Federal del PSOE, Eva Granados, afirmando que Carmona «hace tiempo» que no representa ni al partido ni a su militancia, y que «nunca ha representado a la dirección actual», mientras que Podemos exige que lo expulsen del PSOE. Es evidente que Carmona no tiene amigos ni en el Gobierno ni en los partidos de su coalición, así que poco va a poder influir para beneficiar a Iberdrola. Lo que sí tiene, por el contrario, es un amplio currículum como doctor en Económicas especializado en crecimiento económico y nuevas tecnologías, profesor de la Complutense de Madrid y de la Universidad CEU San Pablo y una conocida amistad personal con el presidente de la compañía, Ignacio Galán, que pretende que le ayude a limpiar la imagen pública de una empresa que atraviesa unos momentos delicados de reputación debido a la escalada de los precios de la energía.

Pero de puertas giratorias tienen mucho que hablar el PSOE y Podemos que en junio del año pasado colocaron en el Consejo de Administración de Enagás a los exministros socialistas José Blanco y José Montilla, así como al podemita Cristóbal José Gallego. El currículum de Blanco y Montilla debe ser comparado con el de Carmona, ninguno de ellos tiene estudios universitarios ni mucho menos doctorado ni máster y ni siquiera hablan inglés, por eso a los dos les apodan ‘bachiller’. A Marc Murtra, del PSC, lo hizo Sánchez presidente de Indra. A la ex ministra socialista Beatriz Corredor, presidenta de Red Eléctrica. A Jordi Hereu, ex alcalde socialista de Barcelona, presidente de Hispasat. Y Pablo Iglesias ha fichado por la SER, por RAC1, por una productora del magnate podemita Jaume Roures y por una universidad privada catalana. No hay puerta giratoria a la que hagan asco PSOE y Podemos, cuando la usan en beneficio propio.

Publicado el 05/10/2021 en Okdiario

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