Ciudadanos exige al PP que obligue a dimitir o expulse del
partido a la senadora Pilar Barreiro, citada a declarar como investigada por
delitos de corrupción en el marco de la trama Púnica. Y les han advertido de
que, de no hacerlo, se negarán a cumplir el preacuerdo al que han llegado ambos
partidos sobre los Presupuestos Generales del Estado de 2018. El PP considera
que Ciudadanos "frivoliza con los intereses de los españoles" ya que
no aplica con la misma firmeza ese criterio cuando se refiere al PSOE. O
incluso con ellos mismos. Hace más de medio año que Ciudadanos abrió un
“expediente informativo” a la portavoz de su Grupo Parlamentario en la Asamblea
de Extremadura, María Victoria Domínguez, quien está siendo investigada por el
Tribunal Superior de Justicia de Extremadura en un caso de presunta
prevaricación. María Victoria Domínguez sigue estando investigada, igual que
Pilar Barreiro, pero no ha sido expulsada de Ciudadanos.
Cuando a finales de septiembre del año pasado PP y Cs alcanzaron
un acuerdo sobre los presupuestos de 2018, Rivera aseguró que dicho acuerdo
preveía una partida de 80 millones de euros para subidas de sueldos a policías
y guardias civiles. Sólo unos días después de este acuerdo los de Rivera se han
convertido en los adalides de la #EquiparacionSalarialYa entre policías,
guardias civiles y mossos, algo que se les debió de olvidar cuando negociaban
dichos PGE 2018, ya que la partida que exigieron es ridícula frente a los 1.500
millones de euros anuales que se estiman necesarios.
Para Podemos, Ciudadanos es la marca blanca del PP, el partido
del Ibex 35. Para el PP, Cs. es socialdemócrata y para el PSOE es liberal.
Ellos mismos se reubicaron ideológicamente en su Asamblea del año pasado,
eliminando de su ideario la referencia al socialismo democrático para
sustituirla por el liberalismo progresista, aunque Albert Rivera confiesa que
sigue afiliado al sindicato socialista UGT. Esta indefinición
liberal/progresista les permite mantener a la vez al gobierno socialista de
Susana Díaz en Andalucía y al popular de Cristina Cifuentes en la Comunidad de
Madrid, lo cual no parece suponer ningún problema para sus votantes, quienes
les ven como los líderes en la lucha contra la corrupción que ensucia por igual
a los dos grandes partidos, a los que ellos sostienen. Rivera tiene una buena
imagen, pulcra y juvenil; novedosa y renovadora; ni de izquierdas ni de
derechas. Liberal en lo económico y progresista en lo social. Al tiempo que
exige rebajas fiscales se abstiene cuando se vota la supresión de la pena de
prisión permanente revisable. Favorable al aborto y a la gestación subrogada y
garante de la lucha en defensa de la unidad de España. Siempre guapo y
sonriente, rodeado de jóvenes guapas y sonrientes.
Tanto Aznar como Felipe González se han mostrado más próximos a
Ciudadanos que a sus propios partidos. Para Aznar “el líder de la formación
naranja es el que mejor representa el discurso nacional”. Felipe González
reconoce que habla con Albert Rivera, pero no con Pedro Sánchez ni Mariano
Rajoy. Y los de Rivera aprovechan los errores de unos y otros para pescar entre
sus votantes, siempre mimados por la prensa y sobrevalorados en las encuestas.
Pero ¿alguien puede estar completamente seguro de cuál será la posición de
Ciudadanos en el próximo debate?, ¿sabían sus votantes andaluces que iban a
sostener a Susana Díaz?, ¿están sus votantes a nivel nacional en contra de la
prisión permanente revisable?, ¿es de fiar un partido sin posición ideológica clara
y que todo lo basa en la popularidad de sus líderes? Demasiados interrogantes
que sólo el tiempo irá resolviendo.
Publicado el 24/01/2018 en OKdiario
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