Es absolutamente imposible. No es que sea yo una
experta en demoscopia ni siquiera soy una convencida de la utilidad de las
encuestas y menos en circunstancias como las que se viven en Cataluña, donde lo
más inteligente seguramente sea negarse a contestarlas o mentir al encuestador.
Pero sé sumar dos más dos y algo de sentido común todavía me queda. Por eso sé
que desde las últimas elecciones de 2015 hasta mañana jueves no ha ocurrido
nada que pueda provocar un vuelco como el que necesitaría Ciudadanos para
situar a Arrimadas en el Gobierno de la Generalidad. La división de los
catalanes en dos bandos se ha agudizado, los radicales se han radicalizado más
y los que estaban hartos lo están cada vez más. Pero ni las consecuencias
económicas del ‘prusés’ han sido tan catastróficas como para afectar a la
calidad de vida de los independentistas, ni la aplicación del artículo 155 ha
sido tan eficaz como para revertir el adoctrinamiento que sufre la sociedad catalana.
A pocos indecisos convencerán tan tibias medidas y aún menos radicales le verán
las orejas al lobo, luego poco va a cambiar.
Y aunque no me fíe yo de las encuestas, ahí están
para quienes quieran verlas. Ni siquiera las más optimistas sitúan a ese supuesto
‘bloque constitucional’ formado por Ciudadanos, PSC y PP, a menos de 7 u 8 escaños
de poder gobernar, existiendo la posibilidad de que se queden a más de 10. Y no
existe ninguna opción de que los podemitas respalden esta alternativa por lo
que resulta del todo descartable. Lo único que está en juego es que los
independentistas consigan renovar su
mayoría parlamentaria o no, ahí las encuestas sí dan cierto margen y todo
parece apuntar a que lo están rozando. Quizá una alta participación, complicada
en un día laboral, podría conseguir que, por muy poco, los independentistas no
lograsen la mayoría parlamentaria que ahora tienen.
En ese caso la única alternativa real la tiene el
PSC repitiendo el ‘tripartito’ con ERC y Podemos. Eso explica los ‘bailes’ que
Iceta se lleva marcando desde que empezó esta delirante campaña, porque ha
hecho números y sabe que existe esa combinación matemática que podría
convertirle a él en Presidente, pese a obtener otro de los peores resultados
históricos para el PSC, gracias a que ni los podemitas ni los independentistas
van a permitir que salga adelante un Gobierno respaldado por Cs. y por el PP.
La opción del ‘tripartito’ también es imposible que consiga mayoría absoluta,
pero sí podría salir adelante si Puigdemont y/o Arrimadas se abstienen para
consentirla. Se formaría así un Gobierno inestable y de escaso recorrido en una
legislatura que estaría marcada por las resoluciones judiciales de los procesos
del golpe de Estado catalán.
Es verdad que Ciudadanos va a subir mucho,
consolidando a Arrimadas como jefa de la oposición, pero lo hace a costa del PP
y del PSC, crece alimentándose de los que la podrían respaldar. Lamentándolo
mucho os anuncio que el adoctrinamiento va a continuar y el independentismo se
consolidará. Sólo hay una forma democrática de invertir esa tendencia, que
empiecen a sentir en el día a día sus inconvenientes. Si como hasta ahora les
siguen saliendo gratis sus revoluciones, cada vez habrá más revolucionarios. A
los políticos golpistas les deben costar caros sus delitos, para que el próximo
se lo piense. Y sus votantes deben percibir como su fanatismo causa pobreza,
fuga de empresas y desempleo. No debemos compensarles por ello, deben aprender
en su propia piel las consecuencias de su mala cabeza. Sólo así, con tiempo, puede
ser que se enmienden.
Publicado el 20/12/2017 en OKdiario
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