El pasado 10 de diciembre, apenas mes y medio
después de que Elon Musk completara la compra de Twitter, el empresario
sudafricano publicaba un escueto tuit en el que decía: “Twitter es a la vez
una red social y la escena de un crimen”. Para entonces habían sido ya
publicadas 3 de las 5 partes que hasta ahora conocemos de los llamados Archivos
de Twitter (Twitter Files), una investigación llevada a cabo por los
periodistas Matt Taibbi, Bari Weiss y Michael Shellenberger, a partir de los
miles de documentos internos de la compañía a los que Musk les ha dado libre
acceso. Tras leerlos ya hay quien opina que Elon Musk no ha comprado un
negocio, sino las pruebas de un delito. Hagamos un breve repaso de la
información que hasta ahora ha sido desvelada.
Parte 1, el portátil de Hunter Biden: Los partidos políticos
contactan con Twitter para solicitarles que eliminen tuits, pero el sistema no
estaba equilibrado, sino que se basaba en los contactos. Y dado que Twitter
estaba abrumadoramente integrado por personas con una orientación política,
había más canales abiertos a la izquierda (demócratas) que a la derecha
(republicanos). Como resultado, se produjo un claro sesgo en las decisiones de
moderación de contenido que se hace patente en los múltiples documentos sacados
a la luz en los que podemos ver cómo y por qué Twitter censuró las noticias que
hacían referencia a la información aparecida en el ordenador portátil de Hunter
Biden, el hijo del entonces candidato a la presidencia de EEUU Joe Biden, incumpliendo
deliberada y conscientemente las normas de Twitter. Impidieron que se difundiera
la información publicada por el New York Post que demostraba que Biden se
había reunido por intermediación de su hijo con una compañía gasista ucraniana
cuando era vicepresidente. Llegando incluso a bloquear la cuenta del New
York Post en la recta final de las elecciones. En resumen, las pruebas
demuestran que, presionados por el Partido Demócrata, Twitter censuró esta
información, vital en el proceso electoral, con la falsa excusa de que partía
del hackeo al ordenador de Hunter Biden, sabiendo que esto era falso.
Parte 2, las listas negras: En secreto y sin informar a
los usuarios, los empleados de Twitter crean listas negras, evitan artificialmente
que determinados tuits se conviertan en tendencia y limitan la visibilidad de algunas
cuentas o incluso de temas de actualidad. Algo que durante años ha sido negado
públicamente por los directivos de la compañía, incluido su antiguo CEO, Jack
Dorsey, que lo hizo en su comparecencia ante el Comité de Comercio y Energía de
la Cámara de Representantes en septiembre de 2018. Simplemente llamaban a
esta práctica ‘Visibility Filtering’, aunque todos lo conocíamos como ‘shadow
banning’.
Parte 3, la censura a Donald Trump (1): Twitter incumplió
deliberada y conscientemente sus propias normas para cerrarle la cuenta al
expresidente Donald Trump el 8 de enero de 2021, con la excusa del asalto al
Capitolio del 6 de enero. Esta parte se centra en los hechos ocurridos durante
la campaña electoral y el posterior recuento de votos de las elecciones
presidenciales de noviembre de 2020, hasta el asalto al Capitolio del 6 de
enero. Twitter creó un grupo formado por altos ejecutivos, encargados de la
moderación a los llamados VIT (Very Important Tweeters). Estos altos ejecutivos
también estaban en permanente contacto con las agencias federales de seguridad
e inteligencia. En los documentos publicados se comprueba como los criterios
de censura aplicados contra los republicanos en este período son extremadamente
más duros que los utilizados contra los demócratas. Twitter utilizó contra
Trump de forma arbitraria, todas las herramientas secretas de censura, antes de
acabar cerrándole la cuenta.
Parte 4, la censura a Donald Trump (2): El 7 de
enero de 2020 los ejecutivos de Twitter crearon las excusas para cerrar la
cuenta de Trump y aplicaron un cambio de reglas sólo para Trump, sin expresar
ni la menor preocupación por la libertad de expresión o las implicaciones
democráticas de esta prohibición. Después del asalto al Capitolio crece la
presión sobre el ex CEO de Twitter, Jack Dorsey, para que le cierre la cuenta a
Trump. Hasta ese momento Twitter siempre se ha negado a reconocer la
subjetividad de sus decisiones, escondiéndose detrás de unas reglas de
funcionamiento en constante cambio. Y eso precisamente es lo que hicieron al
día siguiente con la cuenta de Donald Trump.
Parte 5, la censura a Donald Trump (3): El 8 de
enero de 2020, bajo la presión de cientos de empleados activistas, Twitter cierra
definitivamente la cuenta a Trump, un presidente estadounidense en funciones, mientras
que ellos mismos reconocen que no había violado las reglas. En los
canales de comunicación interna de la compañía la opinión de que Trump iba a
incitar al uso de la violencia era prácticamente unánime. El personal de
Twitter encargado de evaluar los tuits aseguraba que no había incumplido sus
reglas, pero casi todos estaban convencidos de que lo iba a hacer, por lo que
exigían una censura preventiva que lo evitase a tiempo. Algo que
finalmente se hizo alegando el “riesgo de más incitación a la violencia”.
Las pruebas publicadas por los periodistas independientes a los que Elon Musk ha dado acceso a los archivos internos de la compañía demuestran como un puñado de altos ejecutivos con una clara tendencia política de izquierdas tomaron partido en las elecciones presidenciales de Estados Unidos incumpliendo de forma consciente sus propias normas internas para beneficiar a los demócratas perjudicando a los republicanos. Y podemos estar absolutamente seguros de que lo mismo que se ha hecho en EEUU se ha hecho igual en otros países, incluida España. Sólo nos falta ver las pruebas de los delitos cometidos por Twitter España para beneficiar a la izquierda.
Publicado el 15/12/2022 en Okdiario
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