En 2005, el escritor franco-suizo Olivier Clerc publicó su best seller La rana que no sabía que estaba hervida… y otras lecciones de vida. En ella se inventó una metáfora que, aunque ha sido desmentida por los científicos, hace que muchos crean que es cierto que, si una rana se pone repentinamente en agua hirviendo saltará, pero si se la pone en agua tibia que luego se lleva a ebullición lentamente, no se dará cuenta del peligro y se cocerá hasta la muerte. Este invento de la rana lo utilizó Olivier Clerc para que, por analogía, se entendiera su tesis que explica por qué las personas no reaccionamos ante las amenazas que van creciendo gradualmente y no de repente, como por ejemplo nos está pasando con la inmigración ilegal. Estamos a un paso de que la izquierda española justifique un nuevo atentado mortal de la banda terrorista ETA.
Hace sólo 14 años, en mayo de 2011, un Tribunal Constitucional de mayoría socialista, presidido por el masón Pascual Sala, dejó sin efectos el fallo del Tribunal Supremo que había anulado todas las candidaturas presentadas por Bildu en las elecciones del 22 de mayo de 2011, al estimar que forman parte de un proyecto «gestionado, dirigido, coordinado y articulado por el complejo ETA-Batasuna». Esta decisión, amparada en la misma normativa con la que previamente se había ilegalizado a Batasuna y a Herri Batasuna y en contra de la ponencia inicial, fue adoptada por el Pleno del Tribunal Constitucional, tras el empate en la Sala Segunda, donde sí había equilibrio entre «progresistas» y «conservadores». Hasta hace 14 años nadie discutía que Bildu era una parte de ETA, igual que Herri Batasuna. Esa fue la primera vez que los socialistas del Tribunal Constitucional comenzaron a subir la temperatura del agua de la cazuela.
En septiembre de ese mismo año 2011, Arnaldo Otegui -escrito con U, como aparece en la sentencia-, fue condenado por la Audiencia Nacional a 10 años de cárcel como dirigente de ETA. Otegui jamás ha negado su pertenencia a ETA, igual que nunca ha condenado la violencia terrorista, no ha pedido perdón por tanta sangre inocente derramada por tan brutales asesinos, ni ha ofrecido ninguna colaboración con la justicia para aclarar los 377 crímenes de ETA aún sin resolver. El 6 de noviembre de 2018, ya con Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, el Tribunal de Estrasburgo sentenció que había dudas acerca de que la condena a Otegui hubiera sido imparcial, no porque hubiera ningún reparo respecto a los hechos probados, sino por unos supuestos prejuicios de la magistrada Ángela Murillo que causan sonrojo. Luego otro Tribunal Constitucional socialista impidió que el juicio volviera a repetirse y hoy tenemos al condenado por pertenencia a ETA Arnaldo Otegui rebautizado como «hombre de paz» por Zapatero, dando lecciones de democracia desde su atril. La temperatura del agua cada vez sube más.
La semana pasada, un batallón de cientos de abertzales proetarras encapuchados vestidos de negro, con apariencia claramente paramilitar y armados con piedras y palos, resucitaron la kale borroka en la Universidad de Navarra donde, con la excusa de impedir una conferencia, se enfrentaron violentamente contra la Policía y apalearon al periodista Ismael Martínez por atreverse a grabarlos con su teléfono móvil mientras hacían sus cánticos proetarras. La extrema izquierda que nos gobierna y ha ocupado con sus tertulianos todos los medios de comunicación, aprovechó esta nueva violencia etarra para subir unos cuantos grados más el agua en la que nos estamos cociendo, alabando a los filoterroristas como si fueran valientes antifascistas que defienden nuestra democracia. Estamos a punto de la ebullición, esta vez el periodista ha escapado vivo de milagro, pero pronto habrá de nuevo víctimas mortales de la violencia etarra y cuando eso ocurra ya nos habremos cocido en el agua y no los escucharemos justificar sus asesinatos.
Publicado el 06/11/2025 en OKDIARIO

No hay comentarios:
Publicar un comentario