En las últimas semanas los golpistas catalanes han unido a su causa al fundador
de Wikileaks, el hacker Julian Assange. Se suma así al dictador
Nicolás Maduro, a la destructora de los Beatles, Yoko Ono y al etarra
Arnaldo Otegi. Las ‘celebrities’ del separatismo, como los llamó Pablo
Casado. No busquéis, no hay más. A los secesionistas
les han dado con la puerta en las narices en todas las instancias a las
que han ido llorando, con ese victimismo impostado al que aquí nos
tienen acostumbrados.
Y
este apoyo del prófugo, acusado de violación en Suecia y de espionaje y
traición por fuerzas políticas de EEUU, posiblemente no ha sido gratis.
La Generalitat contrató el 15 de agosto a un lobby investigado por
el 'Rusiagate',
SGR Government Relations & Lobbyng y Assange inició su campaña a
finales de ese mismo mes, negando las evidencias que indicaban que los
Mossos recibieron una alerta emitida por la inteligencia norteamericana,
según la cual el Daesh preparaba un gran atentado
en La Rambla para este verano.
Las vinculaciones de Assange con Rusia son
evidentes. Wikileaks filtró los documentos
robados por los servicios de inteligencia rusos de los servidores del
Partido Demócrata estadounidense, así como emails de Hillary Clinton y
su jefe de campaña, John Podesta. Filtración que Clinton asegura fue
clave en su derrota frente a Trump. Y es bien
sabido que Rusia y su canal RT respaldan y apoyan todos los movimientos
políticos que debiliten a EEUU o sus aliados de la OTAN, como ahora
están apoyando este golpe de Estado. Hay quien calcula que un tercio de
los tuits sobre el 1-O provienen ya de ‘bots’
controlados por Assange. Y sólo hay que ver las causas respaldadas por
el hacker y las que nunca han merecido su atención, como las dictaduras
cubana, venezolana o norcoreana. De hecho se encuentra ahora mismo
asilado en la embajada del gobierno bolivariano
de Ecuador en Londres.
Pero la cantidad que los golpistas paguen a
Assange debe ser baja en relación con
los millonarios ingresos por donaciones que anualmente tiene Wikileaks,
porque la campaña de Assange ha ido del ridículo al esperpento sin
solución de continuidad. Empezó negando que los Mossos estuvieran
prevenidos de un ataque yihadista por los servicios
de inteligencia estadounidenses, aviso que, tras negarlo tres veces,
finalmente la Generalitat admitió que había recibido, pero no le dio
credibilidad. Posteriormente volvió a convertirse en el hazmerreír de
todos cuando, en una “batalla tuitera” con Arturo
Pérez Reverte, en la que el prófugo usó una emblemática imagen de los
tanques chinos en la plaza de Tiananmen, como símbolo de la resistencia
separatista, el escritor le llamó “perfecto idiota e ignorante”. Y para
demostrar que sí conocía la historia de España,
Assange mencionó a “Pancho Sánchez”, confundiéndolo con Sancho Panza.
Además el pasado sábado llamó a las armas a “7,5 millones de catalanes”
como “una fuerza que movilizada eclipsa la capacidad disponible de la
policía y el ejército de España”. ¡GROTESCO!
Con socios como Assange, los golpistas
catalanes no necesitan enemigos. Es posible
que su intervención les esté dando una presencia en los medios de
comunicación internacionales que, sin pagarla, no conseguirían. Pero en
este caso no se puede aplicar el argumento de Oscar Wilde cuando dijo:
“Hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti.”
Assange, como Maduro y Otegi, demuestran que a España le respalda,
además de la ley, el sentido común y la decencia. Karmele Marchante y
Albert Pla se encargan de demostrar,
además, que los separatistas están mal de la cabeza y tienen muy mal
gusto.
Publicado el 27/09/2017 en OKdiario